La educación de nuestro perro es lo que va a garantizar el éxito
La educación del cachorro se inicia en el seno de la camada donde nace. Es su madre la encargada inicial en esta tarea, el criador a continuación y posteriormente su nuevo dueño.
Su madre ya lo enseñó, de una manera firme y tierna, ciertos comportamientos y pautas de convivencia.
Los cachorros son limpios por naturaleza, controlan los esfínteres en su cama; el aprendizaje de la higiene en le entorno es un poco más lento, pero será rápido si tenemos paciencia y salimos a menudo al lugar que hayamos elegido para ello, sobre todo inmediatamente levantarse o haber comido. Debemos pensar que el lugar que nosotros hayamos elegido no sea molesto para nuestros vecinos.
El papel de periódico, por ser poroso, será un buen recurso inicial para irle condicionando, aunque no debemos abusar de él.
El lenguaje debe ser con tono perfectamente diferenciable y palabras lo mas cortas y expresivas posibles. Toda orden debe ir acompañada de su nombre, para llamar su atención. Los gestos, expresiones, miradas, olores, movimientos corporales, etc. son indicaciones que nuestro perro entenderá con facilidad.
Procure educar correctamente a su perro, es usted la persona más indicada para hacerlo. Recuerde que usted como líder ( jefe de manada) será su referencia, su protector y deseará satisfacerle, tendrá una predisposición especial para agradarle. El cachorro, desde muy temprana edad, mediante el juego y convivencia comprende el lugar que ocupa jerárquicamente en el escalafón social. Lo ideal es que el cachorro se sitúe en la posición inferior a todos los miembros de la familia. Esto hará que sea permisivo con todos y acepte la manipulación, sin condiciones, de cada uno de sus miembros, tanto niños como adultos.Las dos actividades que más reafirman su posición jerárquica son el juego y las comidas. Por ello es conveniente reconocer las conductas que implican sumisión y premiarlas para potenciarlas, así como inhibir aquellos comportamientos con gestos dominantes. Es preferible practicar juegos de habilidad (sentarse, tumbarse, buscar y traer objetos, etc.) que juegos competitivos porque en estos se crea rivalidad y debemos asegurarnos la victoria (Ejemplo: si corremos detrás de nuestro perro él interpretará que controla la situación y se sentirá dominante).
Casos similares se producen con las comidas (en un entorno natural, es el líder el que come primero y lo mejor. Ejemplo: si, mientras estamos comiendo en la mesa, damos comida a nuestro perro éste lo interpreta como una señal «evidente» de dominancia sobre quién le ofrece comida).
Este aspecto es importantísimo, en cuanto a jerarquizar nuestra relación. El cachorro debe comer a sus horas, en su sitio y a ser posible sin que estemos presentes.
Debemos evitar que la cama de nuestro perro esté en lugares de paso, ya que esta situación beneficia a la dominancia ( estos lugares aportan «mayor información»).
Las órdenes deben ser sencillas y categóricas, claras, firmes y con mucha contingencia causa-efecto.
Una orden, una vez dada, debe cumplirse, debe entenderlo el cachorro como una obligación, no es nada opcional. La orden irá acompañada del tono de voz apropiado así como del gesto o movimientos de mano más adecuados.La mejor manera de educar a nuestro perro será jugando con él, el aprendizaje será algo grato, estrechará nuestro vínculo, nos reforzará jerárquicamente, (siendo superiores a él). En definitiva el juego es necesario y nos será de gran utilidad. No obstante no debemos abusar del juego llegando al aburrimiento y la saturación pues el cachorro perderá el interés y no cumplirá las órdenes.
Las clases serán cortas, pero repetitivas, buscando el momento ideal para ello, cuando haya predisposición, haciendo uso de su tendencia natural y premiando inmediatamente después de hacer bien el ejercicio.
Debemos enseñar a nuestro perro a comportarse correctamente y no molestar a aquellos a los que no les gusten los perros. Una educación básica, al menos, nos ayudará a disfrutar más de nuestro perro, la convivencia será más agradable y sabrá comportarse en público.
Entre las órdenes más básicas se pueden encontrar:
* Ir con correa.
* Sentarse.
* Tumbarse.
* Caminar a nuestro lado.
* Permanecer quieto.
* Acudir a la llamada.
* Soltar un objeto.
Entre los comportamientos más básicos se pueden encontrar:
* No molestar a otros perros o personas ajenas a él.
* Respetar su entorno.
* Obedecer las órdenes básicas.
* Control de esfínteres.
Refuerce los comportamientos positivos de mayor a menor, exagerando al principio para ir disminuyendo poco a poco. Y como ya hemos dicho aprovechando el instinto natural.
CONDUCTAS/COMPORTAMIENTOS/EDUCACIÓN
* EL LOBO, ANTECESOR DEL PERRO.
El perro como individuo.
Para comprender adecuadamente el comportamiento del perro es imprescindible encontrar la respuesta a una pregunta que en principio parece muy simple, pero que en realidad no lo es tanto. ¿Qué es un perro? Si el perro no es un objeto, ni tampoco es un ser humano, al menos nadie pondrá en duda que para la mayoría de las personas es un ser muy especial, tan especial que muchas veces nos referimos a él como nuestro mejor amigo. Uno de los motivos que explican este sentimiento y que a su vez comienza a responder la pregunta antes planteada es que el perro es una creación del hombre.
En realidad hace miles de años los perros no existían. Aparecieron en el mundo debido a un proceso realizado por el ser humano, que se denomina domesticación. Este proceso se realizó a partir del antepasado salvaje del perro. Sin embargo, uno de los interrogantes que hasta hace poco tiempo no tenía una clara respuesta se refería a cuál era ese antecesor.
Una de las teorías más difundidas fue la enunciada por el etólogo austríaco Konrad Lorenz (1903-1989), Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1973, quien sostenía que la mayoría de las razas caninas descendían del chacal dorado (Canis aureus) mientras que sólo algunas de ellas descendían del lobo (Canis lupus). Esta teoría estaría sustentada por dos hechos concretos. Uno de ellos es que tanto el chacal como el lobo presentan el mismo número de cromosomas (material genético) que el perro, que por apareamiento se pueden obtener híbridos fértiles y que esta interfecundidad entre especies permitiría explicar la variedad de las razas actuales. Otro de los hechos es el notable parecido físico del chacal con algunas razas de perros, su facilidad para coexistir con el hombre y su tendencia a ladrar ante determinadas circunstancias. Sin embargo, esta teoría ha sido refutada debido a que las evidencias son insuficientes y, sobre todo, a que estudios anatómicos y de comportamiento social realizados en chacales indican que son muy diferentes de los lobos y, de los perros.
La teoría más aceptada en la actualidad entre la mayoría de los científicos considera al lobo como al único antecesor salvaje del perro. Más aún, algunos científicos sostienen que el perro no es una especie diferente del lobo sino una subespecie. Por este motivo, en algunas publicaciones científicas ya no aparece el perro con su denominación usual de Canis familiaris, sino como Canis lupus familiaris, afirmando que el perro tal como lo conocemos en la actualidad no es otra cosa que un lobo doméstico.
Sin embargo, esto no significa que lobos y perros presenten exactamente el mismo comportamiento. Ambos comparten patrones básicos, pero también existen notorias diferencias que aparecieron durante el proceso de domesticación que veremos más adelante.
Otro de los interrogantes que generan algunas discusiones en el ámbito científico es respecto de cuál de todas las clases de lobo fue la que dio origen a su congénere doméstico. Existen básicamente dos tipos de lobos:
El hecho de que los perros cimarrones es decir, aquellos que han experimentado una mínima o nula selección por parte del hombre tiendan a parecerse a los lobos del sur ha motivado que muchos investigadores los señalen como los antecesores del perro. De hecho, para muchos científicos el antepasado salvaje más probable del perro es un pequeño lobo del sur de la India (Canis lupus pallipes). Sin embargo, estudios recientes indicarían que en realidad ambos tipos de lobo habrían dado origen al perro. La hipótesis más sólida sostiene que los lobos del norte serían los antepasados más probables de las razas nórdicas mientras que el lobo de la India lo sería de las demás razas. También existe una alta probabilidad de que después del origen del perro hayan continuado existiendo apareamientos entre perros y lobos, lo cual podría haber producido mayor variabilidad entre los animales. Esta última sería una de las razones principales que explicarían el porqué de la diversidad de razas caninas que existen en la actualidad.
Finalmente, otra de las respuestas buscadas por los científicos se refiere a la antigüedad que tendría el perro en nuestro planeta. Hasta no hace mucho tiempo se sostenía, teniendo en cuenta diversos estudios arqueológicos, que los primeros antecedentes de¡ perro doméstico databan de alrededor de doce mil años atrás, al final del pleistoceno, en la era paleolítica. No obstante, un estudio publicado en la revista Science en 1997 indica que estudios genéticos sugieren que el origen del perro podría remontarse a más de cien mil años, aunque es muy probable que estos animales fuesen imposibles de diferenciar del lobo. Por lo tanto, si bien es factible que el origen del perro se remonte tan atrás como sugiere este estudio, no es menos probable que diferencias fenotípicas marcadas entre lobos y perros no se hayan hecho evidentes hasta mucho tiempo después, hace alrededor de diez o quince mil años.
Cómo el lobo se convirtió en perro
Como se mencionó anteriormente, el proceso por el cual el lobo se convirtió en perro se denomina domesticación. La domesticación es un proceso activo llevado a cabo por el ser humano, que consiste en la crianza y reproducción selectiva, durante cientos de generaciones, de especies de animales salvajes con el propósito de acentuar una serie de características deseadas. Los cambios ocurridos en los animales durante este proceso son de tipo morfológico, fisiológico y de comportamiento.
Si uno analiza la definición de domesticación descubre que es un proceso que puede llevar cientos o miles de años. Sin embargo, es muy frecuente escuchar a personas que conviven con animales salvajes -tales como pumas o leones- afirmar que ellas han domesticado a estos animales. Además de ser un despropósito utilizar a estas especies como animales de compañía, la afirmación es también incorrecta. En el mejor de los casos uno puede llegar a amansar a un animal -es decir, lograr disminuir su tendencia a escapar o atacar al ser humano-, pero no a domesticarlo. Esto es así porque el amansamiento ocurre a nivel del individuo y en relación con su propia experiencia, mientras que la domesticación ocurre a nivel de una especie en su conjunto. Además los cambios obtenidos durante la domesticación se transmiten a las sucesivas generaciones, a diferencia de lo que sucede con el amansamiento, proceso que ocurre en un animal y no se transmite a su descendencia.
El conocimiento de la diferencia existente entre domesticación y amansamiento es de vital importancia, según veremos, para comprender cómo el lobo se convirtió en perro.
* PRESTELE ATENCIÓN.
Las mascotas al igual que cualquier ser humano necesitan atención.
Muchas veces los amos llegan a casa después de largas horas y encuentran que el sabueso mordisquea y saborea los últimos zapatos que compraste, inmediatamente les regañan y reprenden por su mala conducta.
Ellos no tienen la culpa de tener ese comportamiento, al contrario son los dueños que abandona por muchas horas a los caninos, y ellos en busca de llamar la atención destruyen y hacen averías con lo que encuentren.
Los perros que permanecen solos por más de 14 horas diarias traducen su aburrimiento y soledad en conductas agresivas que les llevan a ensuciar y destruir dentro de la casa.
Este comportamiento se debe a un principio psicológico que afecta a todo ser vivo, el perro piensa: «si mi amo no está conmigo no me quiere y debo hacer algo para llamar su atención».
La falta de ejercicio como el aburrimiento hacen que busque en nuestras medias, zapatos o muebles la diversión que le hace falta.
Si tu perro tiene esta costumbre, u otra parecida, de ahora en adelante, trata de jugar unos 15 o 20 minutos al día con el, te lo agradecerá, y tus zapatos y objetos también.
* ¿MI PERRO ESTÁ CELOSO?.
Antes de llevar una mascota a casa tenemos que estar muy seguros de que vamos a disponer de todos los recursos necesarios para su desarrollo, alimentación, cuidado y salud. Una vez analizadas todas nuestras posibilidades, y siempre que nos veamos capaces y preparados, podremos disfrutar de la compañía de ese gran amigo: el perro.
Nuestro fiel compañero necesitará sentirse querido ya que es un animal muy social y comunicativo. El can expresará sus estados de ánimo a través de sus actos. La convivencia con nuestro perro puede complicarse por los celos. Es entonces cuando seguiremos los consejos de los expertos para corregir esta conducta y así demostrarle nuestro cariño.
Aunque es difícil saber a ciencia cierta si un perro tiene celos, por lo general, hay determinados aspectos o comportamientos que nos llevan a afirmarlo. Debemos tener en cuenta que el perro no experimenta esta actitud de la misma manera que una persona, pero tiene en común el egoísmo que define estas actuaciones.
Cada mascota tiene su peculiar forma de demostrar su disgusto y decepción por algo, pero normalmente observaremos en nuestro compañero una actitud más agresiva, apática o mustia por lo que necesitará más apoyo que nunca para superar este pequeño bache.
Los celos en un animal tienen que ver con la educación que le demos desde cachorro por lo que ese periodo es fundamental para su desarrollo psicológico. Un perro será celoso si no ha entendido desde joven cuál es la posición que ocupa en la familia y, por tanto, se siente rechazado ante la llegada de otra mascota, el nacimiento de una bebé o las visitas de extraños.
La actuación de nuestro perro cuando manifiesta este tipo de conducta puede convertirlo, en ocasiones, en un animal belicoso y provocador. Sin embargo, al instante, y sin previo aviso, volverá de nuevo a ser el adorable animal que conocimos tiempo atrás.
Hasta aquí, el lector podría pensar que su mascota tiene doble personalidad. Nada más lejos de la realidad. Simplemente, lo que ocurre es que nuestro can no sabe como acaparar toda nuestra atención y cree que, de esta manera agresiva y enfurecida, lo va a conseguir. Pero al poco tiempo de mostrarse así parece «darse cuenta» de su terrible actuación y pretende que nos compadezcamos y perdonemos su acción.
Es importante que jamás se utilice el castigo físico con ninguna mascota. Si es necesario, podemos agarrarlo de forma suave por detrás del cuello para mostrar nuestra autoridad. Además, nunca debemos perder la calma ni enfadarnos con nuestro compañero hasta el punto de golpearlo bruscamente ya que lo único que conseguiríamos sería empeorar la situación.
Es aconsejable que dediquemos el mayor tiempo posible a nuestro amigo con juegos y actividades pero sin cambiar nunca sus horarios de rutina, ya que ésta es muy importante para que el animal no se confunda. Un consejo importante: no deberíamos adquirir una mascota si no vamos a disponer de tiempo para su juego y educación, no se precisa mucho pero es esencial no privarle de él.
Lo más conveniente es que, desde cachorro, le acostumbremos a relacionarse con otros perritos y con personas para que después cuando crezca no desarrolle esa actitud egocéntrica y egoísta. Llevarle al parque, a cursos de adiestramiento o incluso de paseo con otras personas pueden ser buenas elecciones para su desarrollo.
El que tu amigo muestre comportamientos celosos o no depende, sobre todo, de la educación y trato que le concedamos. Además, en función de esto, se desarrollarán las actuaciones y el carácter del animal por lo que nuestra responsabilidad educacional es IMPORTANTE. Si lo desea consúltenos.
Las similitudes que muchas veces observamos entre nuestros animales y nosotros probablemente se deban a que tanto unos como otros pertenecemos al reino animal; siendo también probable que los humanos tengamos más lo del animal que los animales lo del humano y que actualmente tanto unos como otros estemos sufriendo las consecuencias de vivir en un medio cada vez más complejo.
Por lo tanto lo mejor que podemos hacer para respetar y mejorar la calidad de vida de nuestros animales es entender que ellos son lo que son y no lo que nosotros pretendemos que sean. Aunque ello no resulte una tarea sencilla.
En opinión de numerosos especialistas, un perro supone importantes beneficios sobre el desarrollo del niño. Sin embargo, un manejo incorrecto de la situación puede desencadenar la aparición de los temidos «celos» del perro ante la llegada del niño. Unos simples consejos prácticos nos ayudarán a evitar los celos del perro y a garantizar una buena convivencia. El perro debe aprender a identificar al niño como un indicativo de bienestar y no como una pérdida del mismo.
Sin embargo, algunos perros pueden reaccionar de forma inesperada ante la llegada de un nuevo miembro a la familia al que perciben como un competidor.
¿Por qué un perro siente celos de un niño?.
La llegada de un niño a casa supone de forma irremediable que el perro reciba menos atención por parte de sus propietarios.
En su afán por evitar que el animal se sienta abandonado, los dueños aprovechan aquellos ratos en los que el niño está dormido o en otra estancia para colmar de atenciones al perro.
Aunque hecho con buena intención, este comportamiento puede ser el desencadenante de los celos del perro, que analiza la situación de una forma muy diferente a la nuestra. En tan sólo unos días el perro advierte que sus dueños le dedican menos tiempo cuando el niño se encuentra presente, mientras que cuando no lo está vuelve a recuperar el grado de atención que recibía antes.
El perro por lo tanto aprende a ver al niño como un competidor por el afecto de sus dueños. En esta situación los celos no van a tardar mucho en aparecer.
¿Cómo se comporta un perro celoso?.
Los perros que ven al niño como un competidor intentan interponerse continuamente entre sus propietarios y el bebé. Algunos lloran y ladran frente a los propietarios y en algunos casos saltan e intentan separar al niño de sus padres.
Consejos para favorecer una buena relación.
– No castigar al perro cuando se acerque al niño. Los perros deben poder satisfacer su curiosidad natural por lo nuevo, debe poder aproximarse, olerlo y habituarse a su presencia. Sin embargo, debemos controlar al perro y enseñarle poco a poco a relacionarse con el niño de forma tranquila.
– Si la actitud del perro es algo brusca podemos frenar su ímpetu utilizando alguna golosina para distraer su atención. Si se acerca al niño y se comporta de forma tranquila deberemos premiarlo y acariciarlo.
– Siempre que el niño esté presente debemos intentar dispensarle al perro la mayor atención posible. De ese modo, el animal aprenderá a relacionar al niño como un indicativo atención, y no como un competidor.
– Cuando el niño no está “en escena” deberíamos intentar reducir el grado de atención que le damos al perro. De ese modo, reforzamos aún más en la mente del perro la idea de que la llegada del bebé no es un elemento de competencia por la atención de los propietarios.
– Nunca dejar al perro y al niño juntos sin supervisión directa.
Para posibilitar una adaptación gradual, se puede acercar la ropita del bebé haciendo que el animal la huela para que no le resulten tan extraños estos olores. Cuando lleves al bebé a tu casa, ten en cuenta que la primera impresión mascota-bebé es muy importante.
La forma en que la mascota y el bebé se descubran desencadenará el tipo de relación que se genere entre ellos. Por lo tanto, cuando llegues a tu casa, acerca al bebe lentamente al perro y permite que lo olfatee mientras lo sostienes. Esto te permitirá estudiar y anticipar las reacciones del animal. Acaricia y calma a tu mascota y cuando quiera lamerlo, evita gritar un: ¡No! con desesperación, es mejor un tono firme, pero delicado. No asustes al animal, ni hagas que éste se sienta un intruso en tu casa.
Es una buena práctica compartir algunas rutinas con el perro, por ejemplo que pueda estar presente cuando paseas, bañas o cambias al bebé.
Al principio, no dejes a tu mascota sola con el niño. Por más educado y cariñoso que sea tu perro, en su afán de curiosear, puede voltear, sin querer, la cunita por tratar de acariciarlo con su pata, o arañarlo involuntariamente.
Ten especial cuidado cuando el niño empieza a gatear o moverse. En esta etapa la criatura se mueve de modo imprevisible y puede perder el equilibrio cayendo sobre el animal, quien podrá asustarse y reaccionar instintivamente.
A medida que el niño crezca y comience a hablar, hay que enseñarle que el perro es un ser vivo que debe ser respetado. Por lo tanto, si le tiran de las orejas o la cola, intentará defenderse alejándose o gruñendo.
Enseñarles a convivir y respetarse en los momentos de sueño, comida, o si el animal está cansado de jugar, es fundamental para lograr una buena relación entre tu hijo/a y tu mascota.
* ¿COMO SE COMUNICAN LOS PERROS?.
La comunicación sin palabras.
Los códigos de comunicación de los perros.
Uno de los aspectos más interesantes e importantes en la vida de los perros es la forma en la que se comunican entre sí, que a su vez es la misma que utilizan para comunicarse con los seres humanos.
En una entrevista que mantuve con una persona que me consultó por un comportamiento indeseable que presentaba su perro, comprobé que no sólo algunos desconocen que los perros se comunican entre sí y con las personas sino que muchos profesionales que se dedican al estudio del comportamiento humano hasta lo niegan. Durante esta entrevista yo le expliqué a la dueña del perro que parte del. problema que tenía con su animal se debía a que ella no comprendía los mensajes del animal y que, por lo tanto, reaccionaba inadecuadamente ante ciertas situaciones. Esto no sólo no solucionaba su problema sino que lo agravaba. El gesto de sorpresa y confusión en el rostro de la dueña del perro motivaron que yo interrumpiera mi explicación para preguntarle si había comprendido lo que le había dicho. Fue en ese momento cuando la mujer, que era estudiante de psicología, me contó un hecho que me causó no sólo sorpresa sino también cierto desagrado. Ella me dijo que en una oportunidad mantuvo una charla con un profesor suyo acerca del comportamiento de su perro y que él le había negado rotundamente que existiera la comunicación entre los animales y menos aun entre éstos y las personas. Aunque nunca supe los argumentos de semejante opinión, procedí a explicarle a mi interlocutora por qué la sentencia era totalmente equivocada.
Una de las premisas más importantes para la subsistencia de las especies sociales, como son los perros, es tener la posibilidad de transmitir información de un individuo a otro con el objetivo de mantener la interacción del grupo en forma adecuada. Esto no es otra cosa que un sistema de comunicación, que en el caso de los perros no sólo existe sino que es muy complejo y está basado fundamentalmente en señales auditivas, visuales, olfativas y táctiles. Mediante estas señales los animales no sólo mantienen el orden dentro del grupo, sino que también identifican y marcan su territorio, conocen el estado fisiológico y emocional de sus congéneres así como su rango social.
Dicho en otras palabras, si bien los perros no hablan, ellos se comunican entre sí a través de gestos, posturas, sonidos y olores. De esta manera, expresan su estado emocional, deseos, necesidades y status. Además, este sistema de comunicación no sólo es utilizado por los caninos en su relación con sus congéneres sino también con los seres humanos, a pesar de que algunos de éstos lo desconozcan o lo nieguen. Por este motivo, es imprescindible que todos los propietarios o futuros propietarios de perros conozcan la forma en que estos animales se comunican para así aprender a entenderlos y comprenderlos. Esto facilitará una mejor convivencia entre dos especies, la humana y la canina, que sin lugar a dudas pueden establecer una comunicación fluida entre sí.
* LOS PERROS SE COMUNICAN CON SEÑALES .
A – Señales visuales.
Una de las formas de comunicación más frecuente entre los perros que conforman una jauría está relacionada con las señales visuales. A partir de ellas los animales pueden reconocer el rango social de cada integrante del grupo y su estado de ánimo. Pueden ser utilizadas también por los seres humanos para comprender el estado emocional de un perro y lograr una mejor relación con el animal.
Todo propietario de un perro sabe que si su animal arquea el cuerpo con sus miembros anteriores descendidos y los posteriores elevados, al mismo tiempo que realiza rápidos movimientos con la cola, pone de manifiesto la actitud de invitación al juego. Después seguramente intentará perseguir a su compañero de juego o ser perseguido por él. Pero esta es sólo una señal visual. Conocer los movimientos y gestos de un perro permite comprender mejor sus actitudes.
Si bien estas señales se manifiestan en conjunto, podemos ubicarlas en tres sectores distintos para su mejor comprensión.
1 – La cabeza.
Este sector es el más importante en lo que respecta a la expresión visual. El mostrar los dientes con la boca abierta llevando las comisuras labiales hacia adelante, con hocico y frente arrugados, orejas erectas y también inclinadas hacia adelante, la cabeza generalmente alta y la mirada fija indica un comportamiento de amenaza, agresivo, expresado por un animal seguro de sí mismo. Estos gestos y posturas se observan frecuentemente en los perros dominantes.
Por el contrario, un perro inseguro, que exprese sumisión o intención de huir, se manifiesta manteniendo la boca cerrada, con las comisuras labiales dirigidas hacia atrás, ojos no muy abiertos y orejas también hacia atrás en contacto con la cabeza, que habitualmente se mantiene baja. Cuando un perro presenta agresividad y temor al mismo tiempo -hecho que muchas veces sucede cuando el animal se ve acorralado- se produce una superposición de las pautas motoras de la huida y del ataque, dando lugar a expresiones intermedias que demuestran la situación de conflicto. En oposición, las orejas erectas, la cabeza sutilmente inclinada, la boca relajada y levemente entreabierta indican un estado de atención totalmente desprovisto de miedo o agresión.
En lo que respecta a las señales visuales a nivel de la cabeza, resulta importante tener en cuenta que durante el proceso de domesticación y creación de las diferentes razas caninas se provocaron cambios morfológicos, tales como orejas péndulas y pelos que cubren toda la cara del perro y de esa manera impiden ver sus ojos. Esto muchas veces dificulta la comunicación entre los animales y puede acarrear serios problemas entre congéneres simplemente por la falta de comprensión de las señales visuales.
2 – La cola.
Este segundo sector es también un indicador sensible de su estado emocional. En el caso de la cola existen dos indicios a tener en cuenta. Uno es la posición y el otro el movimiento de la cola. En cuanto al primero, si la cola se halla suspendida, colgando desde la base, está indicando una actitud serena, desprovista de tensión.
Luego existen dos posiciones extremas. En una el perro eleva la cola por sobre su dorso y la ubica en forma perpendicular a éste; en este caso expresa un estado emocional de seguridad en sí mismo. La posición opuesta, que consiste en mantener la cola muy baja llegando incluso a introducirla entre los miembros posteriores, demuestra que el animal siente gran inseguridad y temor. Dentro de¡ grupo esta posición es adoptada por individuos sumisos, es decir, de un rango social bajo. Los perros ubicados en rangos sociales intermedios despliegan posiciones de la cola que se ubican entre los dos extremos mencionados.
En lo que respecta al movimiento de la cola, éste está relacionado con una situación de excitación. Leves movimientos, habitualmente cortos y rápidos, indican generalmente una actitud amistosa y sumisa sobre todo si la cola no está levantada. En cambio, si está ubicada en posición vertical y los movimientos son bruscos indican que son desplegados por un animal de gran jerarquía, cuyas probables emociones son la excitación sexual, lúdica o incluso la agresión. Por este motivo resulta de vital importancia observar otras actitudes del perro y el contexto en el cual se desarrolla la situación para poder realizar una correcta interpretación de sus emociones.
En este punto resulta importante aclarar que al cortarles la cola a los perros se los pone en clara desventaja con respecto a otros congéneres, ya que la ausencia de esta vía de información puede interferir en la comunicación de los animales. A su vez este hecho también puede dificultar la interpretación de las emociones de estos individuos por parte de los propios seres humanos.
3 – Las patas y el cuerpo.
En este sector también podemos encontrar señales que expresan diferentes estados de ánimo, emociones o mensajes. Un perro amistoso, que quiere informarle a otro sus deseos de jugar, se agachará con los miembros anteriores extendidos, el tren posterior levantado y la cabeza casi apoyada sobre el piso. Por el contrario, un perro poco amistoso aunque no momentáneamente agresivo se acercará a un congénere lentamente, bien erguido y con las extremidades tensas, lo cual constituye un mensaje de dominancia. Si el receptor del mensaje es un animal sumiso que pretende dejar bien en claro su falta de intención agresiva, se echará de costado y podrá o no mostrar la panza. Pero si no está de acuerdo en someterse, adoptará una postura dominante y posiblemente erigirá los pelos del cuello y cruz. Esta es una postura de defensa activa -es decir, agresiva- que indica que existen grandes probabilidades de un inminente ataque.
La posición que adoptan los perros al momento de orinar constituye otra señal visual de suma importancia. Los machos frecuentemente levantan un miembro posterior en el momento de emitir la orina, comportamiento que está facilitado por la hormona masculina llamada testosterona. Por lo general, cuanto más dominante sea el perro, más elevará la pata cuando orine. Esto no sólo es un claro indicio de su rango social, sino también de la seguridad en sí mismo y de posesión del territorio.
Otra forma de comunicación visual es el denominado arañado o raspado del suelo. El perro «raspa» el suelo con una o más patas, generalmente después de defecar, dejando una marca visible. Esta marca está acompañada de una señal química proveniente de las glándulas sudoríparas ubicadas a nivel de las almohadillas plantaras y de las glándulas sebáceas interdigitales. El significado de estas señales, que son mucho más frecuentemente emitidas por los machos que por las hembras, es doble. Por un lado, al ser utilizadas por los individuos de mayor jerarquía del grupo y ser estimuladas por la presencia de otros perros constituyen una demostración del rango social del emisor. Por otro, debido a que la marca dejada en el piso perdura durante un tiempo, informan que el territorio en cuestión tiene dueño.
B – Señales táctiles.
La comunicación táctil es una de las más importantes en los perros, fundamentalmente para expresar su rango social ya sea dentro de la jauría o en su convivencia con la familia humana. El tacto, a diferencia de los otros tipos de comunicación, requiere el contacto físico entre dos individuos; por este motivo, por lo general es posterior a las señales visuales y olfatorias.
Básicamente podemos distinguir dos tipos de señales táctiles. Aquellas destinadas a demostrar una jerarquía social elevada, utilizadas por los individuos dominantes y aquellas destinadas a demostrar un rango social bajo, utilizadas por los individuos jerárquicamente inferiores.
Entre las primeras, llamadas señales de dominancia, las más comunes entre los perros son:
· El apoyo del hocico de un perro sobre los hombros del otro como forma de demostrar su superioridad. Si ésta es aceptada el individuo receptor del mensaje realizará gestos de sumisión para manifestar su respeto por el perro dominante. Si la señal de dominancia no es aceptada el riesgo de una pelea es inminente.
· La presión de un perro sobre el cuello de otro al rodearlo con la boca abierta. Esta señal está basada en el comportamiento que utilizan las madres para trasladar y dominar a sus cachorros.
· El apoyo de los miembros anteriores sobre otro individuo, ya sea otro perro o una persona. Esta es una de las señales táctiles más observadas en la interacción de un perro con su propietario. La recepción que hace un perro saltando y apoyando sus patas delanteras sobre el cuerpo de su dueño es interpretada como un saludo. Si bien esta interpretación no es incorrecta, es importante saber que este saludo es realizado en actitud de dominio de la situación. En otras palabras, el saltar sobre un ser humano es la forma de saludar que tienen los perros dominantes. Esta actitud también es adoptada durante el juego con humanos o con congéneres y siempre lleva implícito el mismo mensaje por parte del perro: «Estamos jugando, pero yo mando y pongo las reglas.»
· El rodeo del hocico de un subordinado con su boca abierta. Esta señal es utilizada en la jauría por el perro líder y tiene como función controlar el comportamiento de sus seguidores.
· La demostración de la posición jerárquica a partir de montarse a otro perro, más allá de la actitud típica de apareamiento.
Por ejemplo, si una persona se encuentra con un perro extraño, macho y adulto, y como actitud amistosa intenta acariciarle la cabeza o el cuello, existen grandes posibilidades de que esta conducta sea interpretada por el perro como una señal dominante y, por lo tanto, se produzca una reacción agresiva por parte del animal. Asimismo, la acción de muchos perros de tomar con la boca el brazo de su dueño o la correa durante los paseos -que muchas personas interpretan que el animal está jugando o quiere llevarlo a algún lado- no es otra cosa que señales táctiles de dominancia que indican que el líder de ese grupo es el perro y no el dueño.
Entre las señales táctiles destinadas a demostrar nivel social bajo, llamadas señales de sumisión, las más comunes son:
El hociqueo, que consiste en dar pequeños golpecitos con el hocico y lamer ya sea el hocico de un congénere o la cara y las manos de una persona. Esta conducta es reflejo de aquélla utilizada por los cachorros para solicitar comida a los congéneres adultos y se observa con mucha frecuencia en los lobos. Es importante tener en cuenta que en muchos casos este comportamiento se modela con el aprendizaje y es utilizado por muchos perros para captar la atención de sus dueños.
El cabeceo que realiza el animal cuando busca poner su cabeza bajo la mano de su propietario. Esta señal suele ser utilizada por los perros para pedir caricias desde una posición de sumisión.
Para las personas que interactúan con perros propios o ajenos es de vital importancia el conocimiento de estas señales, ya que sólo así es posible entender las actitudes de los perros y evitar situaciones de agresión como consecuencia de conductas humanas que no son comprendidas por los animales, o viceversa.
C – Señales auditivas: vocalizaciones.
Al igual que su antecesor salvaje, el lobo, el perro presenta cinco tipos distintos de vocalizaciones: ladrido, gruñido, gemido, gañido y aullido. La diferencia entre perros y lobos radica en la proporción en que ambos utilizan estos sonidos. El ladrido es mucho más utilizado por los caninos domésticos, mientras el aullido es más frecuentemente emitido por sus parientes salvajes. Esta diferencia se debe básicamente a que la selección realizada por el hombre durante el proceso de domesticación favoreció ciertas características de comportamiento que eran de utilidad para el grupo humano. Una señal de alarma como el ladrido era importante a la hora de comunicar la presencia de potenciales agresores.
Ladrido.
El ladrido es una pauta de comportamiento genéticamente programada, que cumple funciones específicas en la expresión de los caninos. Sin embargo, los perros pueden utilizar el ladrido en situaciones muy diversas y para diferentes fines cuando obtienen una recompensa. Es decir que si bien el ladrido es un comportamiento innato que para su manifestación no requiere aprendizaje, su utilización por parte de los perros puede verse influida por este proceso.
Un ejemplo típico es los perros que ladran para solicitar parte del alimento que está comiendo su dueño, quien, con el fin de callarlo, satisface la demanda del animal. Otro ejemplo es aquellos perros que ladran llamando la atención del propietario ya sea para jugar o salir a dar un paseo, porque saben que con esa actitud convencerán al dueño de que haga lo que ellos quieren. Vemos de esta forma cómo el ladrido puede adquirir diferentes funciones a través del aprendizaje, según los resultados obtenidos por el animal al emitir esta vocalización.
Gruñido.
El gruñido es una vocalización de tono bajo cuya función primordial es la comunicación del estado agresivo del emisor. Al igual que otras vocalizaciones, el gruñido está generalmente acompañado de determinadas posturas corporales. De este modo mediante diferentes combinaciones de ambas el emisor manifiesta un estado emocional complejo.
Un perro cuyo nivel de agresividad es muy superior al temor gruñirá y, al mismo tiempo, retraerá los labios para mostrar sus dientes durante el encuentro con un rival canino o humano antes de atacar. En este caso la postura será la que indique la inminencia del ataque. Sin embargo, en esta situación existe un mínimo nivel de miedo, ya que si no fuera así el ataque sería silencioso. Si en cambio el gruñido se presenta solo, aunque el nivel de agresión sigue siendo alto, existe algo más de temor. Esto indica que el ataque podría no ser tan inminente a pesar de que la probabilidad de que se produzca todavía será muy elevada. Si el miedo continúa aumentando en detrimento de la agresividad, seguramente los gruñidos comenzarán a alternarse con ladridos y el riesgo de un ataque será menor que en los otros casos. Si el gruñido desaparece y sólo están presentes los ladridos, significa que el perro está en una situación de conflicto interior: no se anima a atacar pero tampoco siente tanto temor como para huir. Esta explicación es la que da sustento y cierta validez al famoso dicho popular «perro que ladra no muerde». No obstante, si en algún momento la agresión supera al temor el perro podrá atacar, hecho que demuestra que a los perros poco les importan los refranes humanos.
Gemido.
El gemido es un sonido lastimero y de tono alto aunque suave. Cumple diferentes funciones según la edad y el estado emocional del emisor. Los cachorros que aún están con la madre lo utilizan como llamada para solicitar sus cuidados; la madre suele responder proveyendo atención a los pequeños brindándoles calor, afecto o alimento. Cuando los cachorros pasan a ser parte de una familia humana suelen gemir cuando los dejan solos, lo cual constituye no sólo un llamado para la obtención de compañía sino también una forma de manifestar la ansiedad y la angustia que les provoca esta situación.
Esto mismo ocurre en los animales adultos cuando experimentan situaciones de frustración, como cuando el propietario de un perro lo encierra en el jardín mientras él se queda en el interior de la casa. El perro posiblemente comience a gemir para liberar la ansiedad que genera el encierro. Además, si mediante esta reacción innata el animal consigue llamar la atención del dueño y entrar nuevamente en la casa, en el futuro emitirá este sonido cada vez que se vea sometido a la misma situación. En este caso la motivación del comportamiento en cuestión será diferente de la anterior ya que el perro a través del aprendizaje habrá asociado que la emisión de gemidos está relacionada con su reingreso al interior del hogar.
El gemido también es utilizado tanto por los cachorros como por los perros en edad juvenil y por los adultos durante la recepción amistosa que se produce ante la llegada de algún miembro de la familia o alguna persona conocida por ellos.
Por último esta vocalización es un recurso que utilizan los perros como demostración de sumisión ante la presencia repentina de un congénere dominante, con el objetivo de inhibir la posible agresión.
Gañido.
El gañido es una vocalización aguda y desapacible, emitida generalmente en situaciones de dolor físico o ante un disturbio emocional intenso, como por ejemplo un susto repentino. La intensidad de este sonido y la frecuencia con la que es emitido dependen de la magnitud del estímulo que lo produce y de la sensibilidad del individuo. El gañido es más frecuente en los cachorros y en los individuos adultos de tipo sumiso.
Si bien puede ser emitido en diversas circunstancias que generen dolor o miedo, por lo general ocurre en dos situaciones que tienen suma importancia en el comportamiento social del perro. La primera de ellas es la que se presenta durante el juego de los cachorros en la etapa en la cual se modela su comportamiento social. Si un cachorro muerde fuerte a otro, el agredido emite un gañido e interrumpe el juego; esto hace que el «agresor» aprenda a regular la intensidad de su mordida. La segunda situación ocurre cuando un perro adulto agrede a un cachorro o a otro perro adulto sumiso. En este caso el gañido forma parte del comportamiento de sumisión y tiene por finalidad inhibir la agresión del individuo dominante.
Aullido.
El aullido es una señal auditiva que consiste en un sonido continuo cuya duración varía de uno a once segundos y que fluctúa en un rango de 150 a 780 ciclos por segundo. Esta vocalización es mucho más frecuente en los lobos que en los perros, debido a los diferentes estilos de vida de los lobos con respecto a sus parientes domésticos.
El aullido tiene como principal función decidir y coordinar los movimientos de la manada, desde las travesías hasta las cacerías. El perro que es alimentado y sacado de paseo por su dueño no tiene necesidad de organizar el grupo y por lo tanto habitualmente no tiene grandes motivaciones para emitir esta vocalización.
No obstante, los perros suelen aullar en dos circunstancias bien definidas. Una de ellas ocurre cuando un perro es dejado repentinamente solo. La soledad estimula la emisión del aullido, que tiene la misma función que en los lobos, es decir, reforzar la cohesión del grupo. En la vida salvaje el resultado del aullido de soledad es atraer a los otros integrantes de la jauría; sin embargo, los perros de la ciudad raras veces consiguen que sus propietarios acudan en su búsqueda, sino más bien que los vecinos se enojen.
D – Señales olfatorias.
La comunicación a través del sentido del olfato por medio de mensajes químicos resulta harto difícil de estudiar debido a que la percepción de los olores en el entorno es completamente diferente entre los perros y los humanos. El desarrollo de este sentido es mucho más pobre en nosotros y por ende su utilización mucho menos frecuente. Sin embargo, para los caninos las señales olfatorias constituyen un factor de vital importancia durante su interacción con el entorno.
Este tipo de señales son producidas por secreciones odoríferas, llamadas feromonas, contenidas en la orina, las glándulas anales, las glándulas sebáceas, las glándulas sudoríparas de las almohadillas plantaras y los oídos. Debido a que estas secreciones son utilizadas como medio de comunicación entre diferentes individuos se denominan «feromonas sociales» y a los olores que emiten «olores sociales». A estos olores se los puede dividir en dos grupos:
Olores identificatorios – Son aquellos específicos y característicos de cada individuo y a través de los cuales los animales se identifican entre sí. Por eso cuando dos perros se encuentran, se olfatean mutuamente tanto la zona anal como la genital y los oídos. También gracias a estos olores cada animal puede reconocer tanto su grupo de pertenencia como su propio territorio.
Olores emotivos – Son producidos y liberados en circunstancias muy especiales, tales como el estrés, el miedo o el celo en las perras. Por ejemplo, en situaciones de intenso temor un perro puede comprimir sus sacos anales enérgicamente, eliminar su contenido y producir un olor penetrante muy característico. Por otro lado, la orina de las perras en celo contiene sustancias químicas que actúan como señales que anuncian su estado fisiológico y por ende su posible receptividad a un macho.
* EXPRESIONES POSTURALES BASICAS.
Sumisión.
El perro expresa su sumisión y su confianza ofreciendo a la vista las partes más vulnerables del cuerpo, como la pelvis o el cuello. Entre estos gestos se encuentra el de tumbarse con la espalda en el suelo y el cuello desprotegido, o simplemente recostarse sobre el lomo. También la postura de «hacerse más pequeño» es muestra de sumisión, encogiéndose un poco, bajando la parte inferior del cuerpo y agachando la cabeza, las orejas y la cola.
Dominio y agresividad.
La mirada directa, el gruñido y el querer parecer «más grande» son los signos evidentes de dominio y seguridad. El perro muestra entonces su autoridad levantando orejas y cola y manteniendo la cabeza erguida, sacando el pecho hacia adelante y, si es necesario erizando el pelaje del cuello y el lomo.
Por precaución no se debe intentar mantener la mirada de un perro nerviosos que está en actitud de mostrar su dominio, puesto que él lo entenderá como un reto y puede llegar al ataque.
* EDUCALOS DESDE CACHORRITOS.
Para educar a tu cachorro es necesario comprenderlo, «no hay que castigarlo» porque no razona tan rápidamente como nosotros. Con hacerle entender las cosas es suficiente. Esto se logra repitiendo la orden de la misma forma todos los días, con la misma palabra y el mismo gesto. No es necesario elaborar un discurso, con pocas palabras es suficiente.
Lo más importantes es tener mucha paciencia, dedicación y amor hacia tu nuevo amigo.
Hay varias reglas básicas que hay que tomar en cuenta al comenzar el entrenamiento:
La modulación de la voz debe ser suave y agradable a la hora de premiarlo; y seca y fuerte a la hora de hacerle cumplir una orden.
Hay que elegirle un nombre, para que se identifique con él y puedas captar su atención; debe ser corto y que al oírlo repetidamente lo grabe con facilidad. Únicamente utiliza su nombre para decirle cosas agradables y nunca para regañarlo.
Cuando es pequeño y/o recién llegado a casa, es recomendable comprarle juguetes para que aprenda a jugar con ellos y puedas distraerlo cuando quiera morder algún objeto del hogar.
Debe husmear toda la casa (para que conozca su territorio), hay que seguirlo por donde vaya y si detectas que tiene ganas de orinar o defecar hay que llevarlo hacia el rincón donde quieres que haga sus necesidades. (Un diario en el piso o un rincón del jardín).
El perro es un animal, no razona, así que lo que para nosotros parece una gracia cuando es chico, será una gracia cuando sea grande. En este sentido si una vez lo dejamos que se suba al sillón sin reprimirlo, lo hará por mucho tiempo.
Nunca debes golpearlo (paciencia), recuerda que al igual que un niño aprende día a día y de acuerdo a la dedicación y el cariño que le tengas tendrás muy buenos resultados o por el contrario tu perro podría ser miedoso y obedecerte sólo por miedo.
Muéstrale su plato de agua y comida (para que identifique su lugar) y llévalo a su casita, almohadón o lugar donde vaya a descansar. Empezara a llorar y a suplicar que estés con él y lo saques de ahí, pero si lo haces habrás dado mal el primer paso: empezara a dominarte y a hacer contigo lo que quiera.
Cuando te desobedezca, haga mal algo que le ordenaste o este haciendo «travesuras» debes de darle la orden de NO enérgicamente, y así el va a ir aprendiendo que es lo malo y que no.
Los cachorros quieren atención. Ellos harán mucho para lograr esa atención – ¡incluso si esa atención es negativa! Entonces, si regañas a tu cachorro por hacer lo que no quieres que haga, pero lo ignoras cuando está siendo bueno, estás premiando las cosas equivocadas! Ignora las cosas malas (o detenlas sin gritar y regañar) y con entusiasmo felicítalo cuando esté haciendo algo que sí quieres, así sea simplemente estar sentado mirándote, o tranquilamente mascando sus juguetes. Esto puede ser algo difícil de hacer, ya que es, básicamente, invertir tus reacciones normales.
Recuerda: Tendrás un cachorro que te presta atención y es feliz haciendo lo que tú quieres, sólo si te entiende.
Cuando acate las ordenes bien, es bueno premiarlo con las palabras MUY BIEN, acariciándolo y/o dándole un premio.
* CONSEJOS PARA EDUCAR A SU PERRO.
• No le dé de comer a su perro en la mesa. Cuando esté sentado a la mesa, ponga a su perro en una posición de descanso a sus pies o déle un juguete para morder.
• Enséñele a dejar de ladrar cuando se lo ordene. Algunos perros tienen predisposición a ladrar por los instintos de su raza, pero después de algunos ladridos, debe enseñarle a dejar de ladrar. La mejor forma de hacerlo es mantener una correa atada a su collar y después de dejarlo ladrar varias veces, decir: “suficiente” o “quieto” y estirar la correa para llamar la atención. Cuando deje de ladrar, dígale “muy bien” y felicítelo u ofrézcale un “snack” para perros.
.
• Acostumbre a su perro a hacer sus necesidades en un lugar determinado. Cuando su perro cometa un error, no lo rete ni le “frote el hocico en el excremento”, una vez que ocurrió. Vuelva a adiestrarlo. Aliméntelo a la misma hora cada día y llévelo a pasear durante 30 minutos después de comer. Consulte con el veterinario las pautas específicas para acostumbrarlo a hacer sus necesidades en un lugar determinado.
• Asegúrese de proporcionar a su perro la cantidad suficiente de juguetes para satisfacer su necesidad de morder. Los problemas de mordisquear todo, se deben por lo general al aburrimiento, el stress o la falta de ejercicio. Si encuentra a su perro masticando algo que no es adecuado, dígale ¡no! en un tono calmado y autoritario y diríjalo a un juguete que sea apropiado para morder. Los huesos de nylon o los huesos esterilizados son buenos para esto.
• No le permita colocar los pies sobre Ud. cuando esté vestido con ropa informal y luego espere que no lo haga cuando esté vestido para ir a trabajar. Adiéstrelo con la correa. Háblele con dulzura y vigílelo de cerca. Cuando comienze a saltar, tire de la correa hacia abajo mientras le dice “fuera”. Cuando obedezca, pídale que se siente y luego felicítelo. Al enseñarle de esta forma, le muestra que la mejor manera de obtener su atención es sentándose y no saltando.
• Evite que muerdan. Los perros pueden morder porque quieren ser dominantes o porque están heridos o nerviosos, no juegue bruscamente ni participe en juegos que lo provoquen. Además, adiestre a su perro. Un perro que obedece órdenes es menos probable que muerda por miedo.
• No aisle a su perro. Es importante para los perros estar rodeados de gente, de lo contrario no socializarán. Recuerde también que, si tiene un perro tímido, no debe gritarle ni felicitarlo demasiado.
* CONVIVENCIA.
Los beneficios de tener una mascota
Las mascotas brindan numerosos beneficios en la vida de las personas, además de compañía, cariño, afecto y alegría.
Distintos estudios demuestran que las personas que tienen mascotas viven más tiempo y con mejor calidad de vida que las que no las tienen.
Algunos de los beneficios que una persona puede obtener al convivir con una mascota son:
ento de la autoestima
Muchas personas viven en soledad y con el sentimiento de que no son útiles para nadie. Sin embargo, la convivencia con una mascota implica requerimientos de atención y cuidados. Pasan a ocupar un lugar central en sus vidas y neutraliza esa sensación de no sentirse útil.
Efecto socializador o de puente social
Las mascotas constituyen un factor de acercamiento en lugares públicos como calles, parques y plazas. Es fácil entablar conversación aún con extraños cuando hay una mascota de por medio fomentando así la socialización de la persona y motivándola a salir de su casa.
Disminución de la tensión y el estrés
Está demostrado que la sola cercanía de un animal doméstico produce una disminución de la ansiedad.
Estimulador de la salud
Las mascotas promueven un mínimo de actividad física en sus dueños sobre todo si son perros a los cuales hay que sacar a pasear varias veces al día. También se pueden practicar actividades deportivas en forma conjunta, como por ejemplo, agility.
* DESOBEDIENCIA.
¿Obedecer o no obedecer? Cuando un perro piensa dos veces antes de acudir a la llamada del amo, algo ha comenzado a fallar…
Distracción natural, una cuestión de nariz.
El olfato de los perros es muy superior al nuestro, y lo mas probable es que esas narices priviligiadas distraigan toda su atención cuando algún olor les resulte agradable. Si esto sucede com mas frecuencia de lo que el amo está dispuesto a soportar, ahí van algunas soluciones:
-Cuando comience su olfateo obsesivo y haga caso omiso a los mandatos, habrá que rociarle el hocico con alguna colonia desodorante canina; el olor distraerá su atención y se olvidará de lo que despertó su interés.
-Cuando un perro obediente desatiende la llamada, el olor que lo atrae puede ser relacionado con el sexo.. En este caso debemos ser mas complaciente que de costumbre; pero si persigue a todas las hembras que ve, es bueno saber que los ejemplares castrados están menos interesados que el resto. Usted decide..
-El aroma de las basuras también puede ser la razón de su desobediencia; esta costumbre es facil de evitar si el amo le lleva atado con una correa y bozal.
Desinterés total: se esta aburriendo
Si el perro no considera a su amo como un auténtico jefe al que merece la pena obededer, jamás responderá a su llamada; pero la situación se agrava si además está aburrido. En estos casos el dueño debe aprender a ser mas enérgico. Un consejo: acuda a un profesional y solicite ayuda comportamental con seriedad
Despliegue de energía.
Los cachorros tienen un exceso de energía. Es necesario cansarles lo suficiente antes de llamarles, puesto que son reacios a abandonar su diversión antes de un regreso sumiso. Si el cachorro desatiende las llamadas, conviene usar una correa para obligarle a obedecer y aplicarle un castigo.
Miedo a la correa.
Algunos perros desarrollan fobias a la correa porque han sido castigados con ella. Para evitar los miedos jamás se debe castigar con la correa. Si ya se cometió el error, se le deberá acariciar y decirle palabras cariñosas.
Demasiada confianza: eres mi amo pero…
Cuando un amo es demasiado complaciente con su perro, éste le perderá el respeto. Que hacer en estos casos?. Ojo, son muchos los canes que atienden el llamado solo cuando hay recompensa a la vista. Si en su casa el jefe es su perro, el que tiene que ser educado es usted. Busque la ayuda de un profesional del comportamiento, saben encauzar perros descarriados y asesorar a amos complacientes.
* ¿POR QUÉ SE ESCAPAN LOS PERROS?.
En la mayoría de los casos un perro no abandona su hogar porque le falte algo o sea castigado. Se trata de un problema de conducta, en el que influyen factores de herencia genética y la mala educación.
Para comprender las razones por la que su mascota se fuga de su casa por períodos mas o menos prolongados, es necesario hacer referencia a sus antepasados salvajes, los lobos. En su medio natural, los lobos pueden ausentarse de la manada por motivos sexuales, necesidad de caza, o deseos de explorar.. Si bien los hábitos de vida de los perros no son los mismos que los de un lobo, la herencia genética queda, y muchos ejemplares llevan en la sangre la necesidad de alejarse de su casa por razones muy parecidas a las que impulsan los lobos.
Mala integración
Durante la etapa de cachorro, sus progenitores le obligan a abandonar su territorio (desapego) y a intentar abrirse camino por si mismo. Este hecho hace que si no se siente totalmente integrado dentro del hogar, tenderá a abandonarlo por cortos períodos de tiempo.
Razas fuguistas
Aunque no se puede generalizar, si existen algunas razas que se escapan con mayor facilidad que otras. Los perros nórdicos (Husky Siberiano, Alaskan Malamute), de carácter algo independiente, adoran salir a explorar y buscar nuevos horizontes. Son expertos en localizar comidas de basurero, y perseguir gatos escurridizos. Habrá que educarles bien para evitar escapadas, ya que si se acostumbran será casi imposible corregirles. Los perros de caza (Setter Irlandés, Labrador), son animales que no escatiman intentos para intentar escapar de su casa. A veces también pueden salir corriendo detrás de una pieza y extraviarse. Las razas de compañía (Teckel, Pinsher..) tienen inclinación a salir detrás de cualquier perrita que pase por el barrio.
Como impedir las huidas
Si el perro pasa demasiado tiempo en el jardín de la casa habrá que reforzar los limites y prestarle atención. Jamás se puede relegar su existencia al simple cuidado de la casa; el contacto con la familia es fundamental.
Un segundo perro (preferiblemente del sexo opuesto) puede ser una excelente compañía para los ejemplares que pasan mucho tiempo en soledad.
La llegada de un bebe podría relegarlo a un segundo plano, pudiendo provocar su huida. La introducción de un recién llegado debe hacerse siguiendo los consejos de alguien que sepa de comportamiento canino.
Si la huida es por motivos sexuales, la solución pasa por el quirófano, ya que la castración es la única forma de eliminar sus impulsos sin afectar a otros rasgos de su personalidad.
Muchas fugas se evitarían si el amo mantuviera horarios fijos, y existiera una rutina en la hora de comer, de salir, etc., y no sometiera al animal a cambios bruscos de rutina.
Los perros necesitan saber quienes son y que puesto ocupan en la familia. Darles caprichos o siempre retarlos solo genera confusiones e inestabilidad emocional.
* PROBLEMAS DE CONDUCTA CANINA.
Durante la convivencia entre perros y seres humanos surgen a veces algunas dificultades, producto del comportamiento de los animales. Estas dificultades se denominan «problemas de conducta». Sin embargo, esta definición muchas veces no es compatible con la realidad.
El hecho de que el comportamiento de un perro no sea del agrado de su dueño o que le cause algunos problemas, no significa necesariamente que la conducta sea anormal o que se trate de un verdadero trastorno de conducta, sino más bien comportamientos normales para el perro pero indeseables para su dueño.
En general, muchos de los comportamientos indeseables que presentan los perros son reacciones normales ante diversas situaciones conflictivas que les plantean sus propietarios.
Veamos un ejemplo. Ringo era un cachorro de Siberian Husky al cual su propietario solía dejar mucho tiempo solo durante el día, ya que trabajaba más de diez horas diarias. Como Ringo se aburría sobremanera, solía romper diversas cosas. De regreso al hogar, su dueño lo castigaba por su «mala conducta». Hasta que un día Ringo, mediante un gruñido, le demostró a su ocupado propietario que no toleraría ser castigado nuevamente. Esto fue suficiente para que la persona en cuestión solicitase una entrevista.
Resultó algo difícil convencerlo de que Ringo no tenía ningún problema de conducta sino que en realidad era él quien tenía un problema por la conducta de su perro, provocada por una situación que era incompatible con las necesidades del animal. Fue así como el contratar a un paseador de perros y el brindarle a Ringo objetos alternativos aptos para su destrucción solucionaron el problema.
Por supuesto que muchas conductas indeseables pueden ser verdaderamente anormales y además tener su origen en trastornos orgánicos de diversa índole. Si un perro comienza a orinar dentro de la casa por producir una mayor cantidad de orina a causa de una diabetes mellitus, su dueño no resolverá el problema a menos que un médico veterinario implemente un tratamiento para esta enfermedad.
Cuando un perro presenta un comportamiento indeseable para su dueño resulta entonces imprescindible diagnosticar si ese problema se debe a un comportamiento normal o anormal del animal. La consulta al médico veterinario o a un especialista en comportamiento animal será de vital importancia, ya que nadie mejor que ellos para determinarlo.
* PROBLEMAS DE CONDUCTA CANINA/PELEAS.
Existen varios tipos de peleas de perros. Cada cual tiene sus propias características, y es necesario que conozcas la diferencia entre unas y otras antes de intentar tomar el control sobre esa situación.
Disputas de jerarquía entre dos machos. Este tipo de pelea es, por lejos, el tipo más común de pelea en el entorno natural del perro. También es el tipo de pelea en la que – generalmente – no hace falta que intervengas, porque si las cosas son como deben ser y como manda la Naturaleza, el resultado no debería causar daños importantes a ninguno de los contendientes. Seguro, esas peleas suenan como si se estuvieran masacrando docenas de perros, pero es más que nada una muestra de poder que una agresión real. Los perros machos por lo general inhiben su mordida y no desean causar daño serio (las excepciones aquí son las razas típicamente usadas como razas de pelea, bull terriers, mastiffs, dogos argentinos, etc).
Disputas de jerarquía entre dos hembras. Esto sí es cosa seria. Dos perras que se pelean lo hacen a muerte. Las perras no tienen inhiben la mordida como los machos. Por lo general las hembras no tienen gran predisposición a pelear, por lo que este tipo de peleas, si bien raras, son extremadamente peligrosas cuando ocurren. (Otra nota especial: puedes considerar cualquier pelea en la que alguno de los perros – hembra o macho – es una raza de pelea, como si se tratara de una pelea entre hembras).
Disputas de jerarquía entre un macho y una hembra. Esto es muy raro. Las hembras normalmente aceptan la dominación natural de los machos. Un macho nunca lastimaría a una hembra, incluso a expensas de su propia vida. Esto hace que una pelea entre un macho y una hembra sea extremadamente peligrosa para el macho. Si no puede huir, es muy probable que muera ante la hembra, a pesar de ser mucho más grande y fuerte que ella.
Disputas de jerarquía entre dos cachorros. Diviértete! Y no te preocupes… si son compañeros de camada (hermanos) o de igual edad y tamaño comparable. De otra manera, puede ser algo serio. La naturaleza no tiene forma de resolver el problema con dos cachorros de distintas edades y tamaño. Y los cachorros no inhiben su mordida. Esta se desarrolla en la pubertad. Por lo que un cachorro de cinco meses podría matar accidentalmente a uno de dos meses con facilidad. Igual dos cachorros de cuatro meses que son significativamente distintos en tamaño, puede significar un peligro para el más pequeño.
Disputas entre un cachorro y un adulto. Siempre que el adulto tenga la fuerza física para vencer, no habrá problema. Incluso una hembra jamás lastimaría un cachorro. Pero piensa en el hecho que la naturaleza considera un cachorro como «un perro que no ha llegado a la pubertad». Un perro de 8 meses ya no es un «cachorro». Es un jóven adulto, y no adquiere la «protección a cachorros» por parte de otros perros.
Algunas excepciones a la regla
En ocasiones, los perros pelean por otras razones, diferentes a las disputas de jerarquía. En raras ocasiones (aunque sí ocurre). Disputas territoriales son un ejemplo de esto. Estas peleas no suelen ser severas, en términos de consecuencias, ya que el más débil normalmente huirá de la escena, y el ganador quedará solo ante el abandono.
Otras peleas se desatan por la posesión de un tesoro de alguna clase, como un juguete, comida, o la atención del amo. Se relacionan a disputas de jerarquía, ya que normalmente son la excusa para que se desate una pelea.
Dos machos que se pelan por «el derecho» de montar una hembra también se considera una disputa de jerarquía. Por lo general son raras. Los machos «enamorados» suelen ser pacíficos.
En términos de peleas, como señalé anteriormente, nunca confiaría en aquellas razas criadas por el hombre para pelear. Uno de los rasgos más salientes de esas razas es que no inhiben su mordida. Es un gen que se ha extinguido. Como todo lo que se extinguió, ya no puede regresarse, sin importar lo que hagas en la cria.
También está la situación en la que un perro pequeño es atacado por un perro más grande. Esto representa un serio riesgo ya que el perro pequeño por lo general se asustará, y se reconocerá a si mismo como posible presa del perro más grande, lo que lo hará huir. Esto a su vez, dispara el instinto de cacería en el perro más grande, y no sus instintos de interacción social! Esto es extremadamente peligroso para el perro pequeño.
* PERSONALIDADES CANINAS.
Así como utilizamos el término temperamento para referirnos al comportamiento individual de un perro, recurrimos al término personalidad para hablar acerca de su conducta social. De hecho, la personalidad de un perro es la expresión de su comportamiento en relación con otros seres vivos, ya sean congéneres o seres humanos. Además del liderazgo y la dominancia, existen otros tipos de personalidad.
Personalidad agresiva
La personalidad agresiva, al igual que las demás, tiene un importante componente genético aunque su expresión final depende también del aprendizaje recibido. Un ejemplo son los perros que han sido tradicionalmente seleccionados por su comportamiento de guardia como el rottweiler, el doberman y el ovejero alemán. En estas razas la agresividad puesta al servicio de la protección del hogar -es decir, de la familia y su casa- se transmite genéticamente de una generación a otra. No obstante, el aprendizaje puede provocar profundos cambios en la personalidad de estos individuos, ya sea tanto para disminuir su tendencia agresiva como para exacerbarla.
Lamentablemente en la actualidad es cada vez más frecuente que los propietarios de estos perros estimulen su comportamiento agresivo. Esto puede terminar provocando más disgustos que satisfacciones ya que es frecuente que personas inocentes sean agredidas por animales cuyos dueños han sobreestimado, consciente o inconscientemente, este rasgo de su personalidad.
Personalidad tímida
La timidez también puede ser de tipo hereditaria o producto del aprendizaje a partir de experiencias traumáticas o incluso por falta de contacto social. Un cachorro criado en condiciones de aislamiento, sin poder interactuar con otros congéneres, puede transformarse en un perro tímido. Un cachorro que convive con perros muy dominantes y con una personalidad agresiva puede desarrollar timidez como consecuencia de las experiencias adversas que suelen producirse durante la interacción con esta clase de animales.
Personalidad tímida-agresiva
Esta combinación suele traer dificultades durante la convivencia. Son perros que en lugar de huir en situaciones que les provocan temor suelen agredir al responsable de esa situación. El problema con estos animales es que la parte tímida de su personalidad hace que cualquier evento cotidiano les provoque temor, mientras que la parte agresiva los induce a agredir como forma de ponerle fin.
Este tipo de personalidad se observa frecuentemente en aquellos perros producto del apareamiento de una pareja en la cual uno de los individuos presenta una personalidad agresiva mientras el otro manifiesta una personalidad tímida. Estos apareamientos generalmente son llevados a cabo por criadores inexpertos que pretenden compensar las características indeseables de ambos tipos de personalidad de los padres, sin saber que en realidad el resultado más probable de esta cruza sea el de un cachorro tímido-agresivo.
Personalidad sociable
Los perros cuya personalidad es de tipo altamente sociable presentan en general un comportamiento afable y amistoso, ya sea con otros perros o con seres humanos; difícilmente se manifiestan tímidos o agresivos con los demás. El problema que puede existir con ellos es que fácilmente se vayan con cualquier persona que les preste atención o les brinde afecto, lo cual no suele ser del agrado de muchos propietarios.
* EL ROL DEL PERRO.
El rol del perro en la antigüedad
No resulta descabellado suponer que en un comienzo los seres humanos no creyeran en la superioridad de su especie ni estuvieran convencidos de ocupar un lugar de privilegio entre los seres vivos. Por el contrario, ya que por aquel entonces el hombre debía luchar contra los fenómenos naturales, es probable que haya percibido que el animal poseía medios físicos superiores para sobrevivir. Sólo después de millones de años el hombre pudo relacionarse con los animales a través de procesos como el amansamiento y la domesticación. De este modo, la sensación inicial de temor y, en el caso de los lobos (el antecesor del perro), de competencia por la comida, desapareció y en su lugar surgieron sentimientos de confianza y colaboración.
El perro ya estaba presente en las narraciones de la mitología griega. Plutón, dios de los infiernos, encargó a un perro, Cerebro, la guardia de las simas abismales para evitar que los espíritus de los muertos pudieran escapar. Homero en la Odisea destaca la fidelidad del perro de Ulises, Argos, ya que fue el único que reconoció a su amo cuando regresó a su patria con ropaje de vagabundo tras una larga ausencia. Aparentemente los griegos fueron los primeros en adoptar al perro como animal de compañía.
También en el antiguo Egipto existía el animal dios, como por ejemplo Anubis, con cabeza de chacal y cuerpo de lebrel. Incluso según el totemismo, una forma primitiva de religión, un animal de una determinada especie era considerado como antepasado común de los animales vivos de la misma especie y de los hombres del clan o de la tribu.
En el Imperio Romano la figura del perro tuvo diversas funciones. Por un lado, se lo utilizaba en espectáculos populares y en los grandes circos, donde combatía con poderosos osos, estimulado por la gente, que disfrutaba del derramamiento de sangre. También participaba en las cacerías, durante las que muchos perros morían. Por otro lado, en una sociedad tan refinada como llegó a ser la romana, también el perro era una compañía. La descripción que el poeta romano Marco Valerio Marcial hace de la perra de su amigo Publio, Issa, lo refleja con claridad. Dice Marcial: «Issa es más pura que un beso de paloma, más cariñosa que todas las muchachas, más preciosa que las perlas de la India… Para que su última hora no se la llevara del todo, Publio reprodujo su imagen en un cuadro en el que verás una Issa tan parecida que ni siquiera la misma Issa se parecía tanto a sí misma».
Por el contrario, durante la Edad Media, que se extiende desde el fin de¡ Imperio Romano (475 d.C.) hasta el siglo XV inclusive, la relación entre el ser humano y los animales estuvo sumida en el más absoluto oscurantismo. Esto se debió a que la Iglesia Católica desaprobaba rotundamente la posesión de animales. Si bien se sugería que el alimento utilizado para los animales en realidad debía darse a los pobres, es más probable que la causa de esta condena fuera la creencia de que los maleficios de los brujos eran capaces de encarnarse en los animales. Durante esa época, se los consideraba brutos, sin inteligencia ni sentimientos, y se los culpaba de actos delictivos. Varios animales fueron quemados en público después de haber sido golpeados o estrangulados. Incluso muchas de las personas que poseían animales fueron excomulgadas y hasta condenadas a muerte. Una explicación de los sentimientos negativos que existieron durante gran parte de la historia de la humanidad hacia la posesión de animales como compañía es que las relaciones efectivas hacia ellos se consideraban inmorales y contra el orden natural de la vida. Durante mucho tiempo sólo una elite privilegiada, con rango y riqueza, podía permitirse la tenencia de animales.
Durante el siglo XVI, con el surgimiento del humanismo, se produjo un cambio importante en la concepción de los animales y en la ciencia en general. Por ejemplo, Montaigne (1533-1592) creía en la identidad de las actividades psíquicas humana y animal. Sin embargo, durante esa época subsistían muchos prejuicios, como aquel que sostenía que las convulsiones que sufrían algunas personas eran obra del demonio, capaz de adoptar la forma de todos los animales conocidos.
La posesión de animales entre la población europea fue siendo gradualmente aceptada a partir de fines del siglo XVII y se expandió en forma notoria hacia fines de¡ siglo XVIII. La tenencia de animales como compañía en su forma actual es aparentemente una invención victoriana de¡ siglo XIX, consecuencia de un cambio en la percepción de la humanidad acerca de su posición en el mundo. La adquisición de conocimientos sobre la naturaleza permitió que todo lo relacionado con ella no se percibiese como algo amenazador. Incluso durante este período se produjo el desarrollo de nuevas razas de perros a través del control de la reproducción. No obstante, la práctica de tener animales domésticos seguía reservada a las clases altas y medias. Se consideraba inapropiado que las clases bajas tuvieran animales domésticos porque carecían de recursos económicos para garantizar su subsistencia.
Sin embargo, en la mayoría de los países del continente asiático existía, y todavía hoy perdura, una actitud totalmente negativa hacia los perros. La enorme cantidad de animales vagabundos no sólo pone en peligro sus vidas, sino que constituye un grave problema para los seres humanos debido a que estos perros son un importante reservarlo de enfermedades transmisibles, tales como la rabia y diferentes tipos de parásitos.
Otro ejemplo interesante del significado que los perros han tenido y aún tienen » en los países asiáticos lo constituye la República China, donde desde tiempos inmemoriales estos animales son utilizados para la alimentación humana.
El rol del perro en la actualidad
En la sociedad moderna las actitudes hacia los perros son muy variadas. En los países occidentales, donde se han llevado a cabo la mayoría de las investigaciones, la actitud hacia los perros es de total humanización, hasta el punto de brindarles mayores cuidados que a los seres humanos, o de la más absoluta indiferencia e incluso de total desprecio por sus vidas.
En lo que respecta a la tenencia de perros, esto puede deberse a razones de diversa índole. En una sociedad tan competitiva e individualista como la actual, el motivo más común para tener perros es la compañía ya que para muchas personas estos animales brindan un afecto incondicional. Las personas que no tienen animales consideran que se utilizan como reemplazos inferiores de la interacción social humana. Más aún, muchas de estas personas suelen creer que este tipo de dueños presenta un comportamiento social y emocional anormal. Si bien en casos aislados esta posición puede ser cierta, innumerable cantidad de estudios han demostrado que la mayoría de los dueños de perros son personas normales, cuyos compañeros animales mejoran su calidad de vida.
Otro de los motivos por los cuales la gente tiene perros es su utilización como colaboradores en diferentes tareas, entre las que podemos mencionar las de ayuda a discapacitados tanto físicos como mentales, salvataje de personas y detectores de drogas y explosivos, entre otras. En algunos casos, la crianza de perros de razas puras es un hobby; en muchos otros, un símbolo del nivel socioeconómico de su propietario.
Lo cierto es que las actitudes que las personas tienen para con sus perros suelen ser diferentes y muchas veces reflejan su personalidad. Por eso es sumamente interesante analizarlas en detalle para que el lector las conozca y pueda sacar sus propias conclusiones.
* LA MORDIDA DEL PERRO.
Idealmente, un perro nunca debería morderte. La inhibición de la mordida sirve para que tu perro aprenda a controlar su mordida de forma tal que cuando te muerda (a ti, a tus hijos) no te cause daño alguno. Un perro que no controla su mordida es potencialmente peligroso, pues a la hora de morder puede causar lesiones que van desde hematomas o raspones, hasta heridas serias.
Juego entre perros
Si alguna vez viste dos perros (o dos cachorros) jugando entre sí, una de las primeras cosas que habrás notado es que tienen una manera de hacerlo que es bastante brusca. Muchas personas confunden el juego entre perros con peleas. Dos perros jugando se empujan, se gruñen, y se muerden, en un ritual muy similar al de una pelea. Es posible que el juego se torne más brusco aún, y que en un momento determinado uno de los perros le cause dolor a otro a través de su mordida.
Jugando con humanos
Cuando un perro juega con un humano, es muy probable ver también este comportamiento. El juego es muy divertido para el perro, quien corre, ladra, gruñe, rasguña, y muerde, siempre como parte del juego, al humano.
El lenguaje de los perros
Cuando durante el juego, un perro muerde a otro y le causa dolor, el perro que se siente agredido tiene varias maneras de informar al “agresor” un claro mensaje de: Oye, eso sí que me dolió, por favor, no me muerdas tan fuerte! Este comportamiento se observa principalmente entre cachorros que juegan entre sí, donde el perro agredido emite un chillido agudo indicando su dolor. Inmediatamente, el perro “agresor” dejará de morder, pues se acaba de dar cuenta que con la presión ejercida de sus mandíbulas, causó dolor a su compañero. Este comportamiento suele repetirse a lo largo del juego, y va condicionando a los cachorros a no morder más allá del límite de dolor de su compañero. El perro aprende, desde edad temprana, a inhibir su mordida.
El lenguaje de los humanos
La forma habitual que los humanos tenemos de reaccionar ante el dolor es bastante diferente que aquella de los perros. Cuando nuestro cachorro nos muerde, tenemos distintas actitudes como ser:
Gritarle “no me muerdas!”
Alejarlo con un empujón
En niños: llorar, correr en círculos, agitar los brazos
En casos extremos, golpear al perro
Ante los comportamientos naturales del ser humano:
Cuando le gritas, él entiende: ¡Guau! ¡Aff! ¡Qué juego divertido!
Cuando lo empujas, él piensa: ¡Empujones! ¡Qué lindo!
Cuando un niño llora, él piensa: ¿?
Si el niño corre en círculos, o agita sus brazos: ¡Quiere que lo persiga! ¡Y que le muerda los tobillos o sus brazos!
Cuando lo golpeas: ¡Qué dolor! Yo con este ya no quiero jugar más, me va a hacer daño!
Imitando el lenguaje
Cuando de comunicarse con animales se trata, lo que mejor funciona es aprender e imitar sus comportamientos. Como viste en el punto anterior, muchas veces el mensaje que queremos enviar es muy distinto del mensaje que tu perro recibe. La próxima vez que tu cachorro te muerda, ¡chilla! Chilla como chilla él cuando algo realmente le duele, un chillido agudo. Si lo haces bien, verás como él rápidamente te soltará. En ese instante, felicítalo y continúa jugando. Si te vuelve a morder, vuelve a chillar, y vuelve a felicitarlo cuando deje de hacerlo.
Perritos insistentes
Por supuesto que muchas veces hay que recurrir a un paso adicional, y que también tiene que ver con la conducta natural de los perros: cuando un perro se cansa del juego del otro, se da media vuelta y se va. Es decir, finaliza el juego mediante un tiempo fuera. Si tu perro insiste en morder, imita ese comportamiento. Finaliza el juego durante algunos minutos. Dale la espalda a tu perro e ignóralo completamente. Si él insiste, vete a una habitación o a algún lugar donde tu perro no tenga acceso. Luego de unos minutos de calma, regresa a jugar con tu perro como si nada hubiera pasado. Una buena norma es hacer un tiempo fuera luego de dos ó tres “chillidos”. Tu perro aprenderá que el morder finaliza el juego.
Si bien hay perros que por su genotipo (genes) o por una educacion equivocada puedan tener un nivel mas acentuado en cuanto a su agresividad o comportamiento, todo sera un fiel reflejo de la educacion que le brindemos tanto nosotros, sus amos como en el caso de la madre y hermanos de camada (imprintig) que es tiempo en que durante su estancia en la camada el animal aprenda ciertas nociones como el juego.
El dueño como tal tiene la obligación de educar a su perro para convivir en familia y en el medio social, enseñandole una buena sociabilizacion o adiestrandolo con fines educativos. Jamas deberá adiestrar para ataque a un perro porque este seguramente lo defenderá, más aún si pertenece a la familia de los molosos cuando considere que su amo o alguno de los suyos se encuentra en potencial peligro.
Si bien un perro puede verse afectado neurológicamente, un perro educado con amor y respetado por sus amos y los pequeños de la familia que deberán tener en cuenta que no se trata de un juguete sino de un ser que requiere de su espacio y sus tiempos personales, difícilmente muerda a alguien.
* CÓMO RECONOCER EL ESTADO DE ÁNIMO.
Señales de estrés
Los perros pueden estresarse en situaciones de frustración o miedo (incluso durante una clase o aprendiendo algo nuevo). Busca signos típicos de estres: sacudirse, gemir, orinarse, orejas hacia atrás, pupilas dilatadas, respiración rápida con la esquina de la boca retraída, cola hacia abajo, cuerpo más bajo, transpiración a través de los cojinetes de sus patas, rascarse, un repentino interés en olfatear, bostezar, parpadear, lamerse los labios o la nariz o estirar la lengua hacia adelante, desviar la mirada, o girar la cabeza hacia el otro lado, sacudir el cuerpo.
Los perros frustrados a menudo ladran (vemos esto muy frecuentemente en «peleas a través del cerco», cuando dos perros en lados opuestos de una cerca se ladran mutuamente; otro ejemplo común son los perros en un refugio que ven a otros perros pasar por delante; los perros con correas que deben pasarse a menudo ladran por la frustración).
Señales de calma
Turid Rugaas, un especialista noruego en comportamiento canino, señala que los perros, como animales de jauría, tienen formas altamente desarrolladas para evitar y resolver conflicto y agresión. Los perros, por lo tanto, utilizan señales de calma para reducir el estrés en ellos mismos y en otros con quienes interactúan, incluyendo seres humanos. Las señales de calma incluyen bostezar, desviar la mirada, lamerse los labios, moverse lentamente, moverse en círculos, olfatear el piso, hacerse los «distraídos», sentarse o echarse. Nota que la mayoría de éstos son el lenguaje opuesto que la atención que se encontraría en una interacción agresiva.
Agresión
Las señales de agresión incluyen: cuerpo y piernas rígidas, gruñidos, cabeza hacia abajo, orejas pegadas hacia atrás cerca de la cabeza, ojos entrecerrados y sin pestañar, a veces veremos los labios levantados mostrando los dientes, pelos de punta (a lo largo del lomo, especialmente sobre los hombros y la grupa), la cola completamente estirada, y mirada fija e intensa (las pupilas pueden estar completamente dilatadas o completamente contraídas!)
Cómo reaccionar
Cuando observes tu perro interactuar con otros, la regla general es que dejes que los perros decidan qué es apropiado y qué no lo es. Olfatearse la cola, jugar rudo, ladrarse al oído, montarse, y otras cosas que los perros hacen serían inaceptable en la compañía de humanos, pero es comportamiento canino perfectamente normal.
Pero, si ves que lo que tu perro hace molesta, asusta, o enoja a otro perro, es tu responsabilidad hacer algo al respecto. A menudo, distraer a tu perro llamándolo o salpicándolo con algo de agua es suficiente (esto último es una llamada de atención, no un castigo). Si tu perro está demasiado exitado, llévalo a unos metros de la acción para que se calme un poco. Nuevamente, esto no es un castigo, es un «tiempo fuera» para calmarse.
Si ves que tu perro se la pasa encontrándose con «perros agresivos» que lo quieren morder, deténte a considerar las acciones de tu perro. Tu perro está molestando a otros? Está ignorando las señales de calma, o las indicaciones que el otro perro no tiene interés en interactuar?
Si concluyes que tu perro te está «protegiendo», piensa que tu perro te considera como un recurso valioso al que debe proteger, como un gran hueso. En su mente, tú le perteneces.
* COMBATIENDO SUS TEMORES.
Una mascota adaptada, es decir, acostumbrada a ver y estar con distintas personas y a cosas nuevas, no se atemorizará frente a situaciones novedosas. Pero una mascota que pasa mucho de su tiempo sola o, a la que le faltaron juegos, estímulos, sociavilización, desde pequeña puede costarle mucho comprender esto. Puede llegar a esconderse o tratar de hacerlo por miedo. La timidez no siempre es resultado de un maltrato. Puede ser simplemente por que nuestra mascota sea nerviosa. Pero si no se le ayuda en sus temores, puede llegar a morder y a comportarse con agresividad. Aunque nuestra mascota sea todo un amor en realidad.
Ser Sociable.
Acostumbremos a nuestra mascota a distintas personas, sonidos y situaciones entre 7 y las 14 semanas de vida. La mascota también podrá ganar esta confianza con el entrenamiento de obediencia. El entrenamiento debe darse por medio de un instructor profesional.
Las Personas.
Acostumbremos a nuestra mascota hacia las personas que verá con frecuencia, es decir, familiares, amigos y colaboradores de trabajo de toda nuestra confianza, llevándolo de visita. Pídales a las personas de toda su confianza que le ofrezcan un bocado. Si el perro no lo acepta, no lo fuerce, sus amigos pueden arrojárselo. Después de un tiempo y varios intentos, empezará a confiar en estos gestos de amistad y comunicación.
Objetos Extraños.
Es común que nuestra mascota llegue a creer que objetos cotidianos como aspiradora, batidora, secadora de pelo, etc., sean como monstruos para ella. Podrá tranquilizarse cuando vea y comprenda que el objeto no ataca al dueño al usarlo diariamente.
Hay ocasiones en que al ver la reacción de nuestra mascota al presentar acciones de nervios o espanto hacia cierto objeto como lo puede ser la aspiradora hagamos nosotros la travesura de ponérsela de frente, esto solo hará que le haga trauma y sufra de temor cada vez que ésta este encendida. También algunas personas de ayuda domestica la usen para asustar sin querer o a propósito a nuestra mascota. Se recomienda abstenernos de esto y de cuidar no lo hagan los de servicios domésticos en bien de nuestra mascota.
Actuemos con Naturalidad.
Dentro de la inteligencia de nuestra mascota, ella registra el lenguaje corporal de nosotros y demás personas, actuemos con calma. En lugar de calmarlo cuando este nerviosa, distráigalo de aquello que le pueda provocar algún temor y elógielo cuando lo vaya superando.
Fuertes Ruidos.
Tratemos de enseñar a nuestra mascota a no reaccionar con exuberancia frente al ruido estrépito que hacen algunos objetos al caer o sus mismos recipientes de comida y agua. El jugar con él mientras está la radio a todo volumen, nuestra mascota relaciona ruido con jugar, entonces no se asustará.
*¿ POR QUÉ LADRAN LOS PERROS?.
Sucede que en muchas ocasiones, nuestra querida mascota puede convertirse en un animal ruidoso y molesto sin aparente razón alguna. Lo que en realidad sucede, es que lo seres humanos no comprendemos de inmediato la gran cantidad de razones por las cuales un perro ladra constantemente. El ladrido es la manera en que nuestros compañeros se comunican tanto con los miembros de su especie, como con su dueño, expresando estados de ánimo, sentimientos, o advirtiendo de algún peligro o persona extraña. Siempre hay que tener en cuenta que los perros son animales territoriales, y por lo tanto ellos tienden a defender su espacio por medio de ladridos y gruñidos que los hacen ver más feroces ante su “agresor”.
“No me dejes solo, por favor” , “Cuidado, peligro”, “Alguien se acerca a la casa”, “Ahí viene el intruso”, son algunos de los mensajes que contienen esos persistentes y ensordecedores ladridos. Por esta razón debemos entender antes que nada, que nuestro perro no intenta hacernos desesperar y enojar con su único medio de comunicación, ya que él sólo desea disfrutar de nuestra compañía, ofreciéndonos todo su amor y protección.
Sin embargo, un perro que ladra demasiado e inoportunamente es uno de los principales problemas a los que los propietarios deben enfrentarse, en una situación que suele acabar con su paciencia, y sólo les deja la aparente salida de los gritos, los castigos, y el uso de la fuerza; prácticas inhumanas que pueden dañar a su mascota.
La solución a este común problema se encuentra ni mas ni menos que en las manos de cada persona, entendiendo el comportamiento de su perro y descubriendo las causas que originan la mala conducta.
¡AQUÍ ESTOY!
Los perros son animales que aprenden con rapidez, formando hábitos encaminados a su beneficio, y con más razón si alguno de éstos contribuye a llamar la atención de su dueño, ya sea de buena o de mala gana; no importa como, “la atención es la atención”. Así se le hable con delicadeza o se le grite con desesperación para que deje de ladrar, lo importante para tu perro es que de una u otra forma estás interactuando con él.
Si tu perro ladra para llamar la atención, simplemente hay que enseñarle que sus acciones tendrán el efecto contrario. Cuando estés ocupado o descansando, y tu amigo comience a ladrar, ignóralo y dale la espalda alejándote de él. Cuando se calle, aunque sea por un momento, acércate, pero sin verlo o dirigirle la palabra; con el tiempo, aprenderá que los ladridos te alejan, y que el permanecer en silencio te trae de vuelta. Cuando guarde silencio por periodos de tiempo más largos, como de 30 seg. a 1 min. prémialo ya sea con caricias o con comida. Este proceso debe repetirse diariamente hasta que la mala conducta haya desaparecido y el perro haya entendido que si se calla, su amo le “hará caso”.
¡ME DA MIEDO ESTAR SOLO!
Tu mascota también puede ladrar cuando se encuentra sola en casa; aburrida y estresada por largos periodos de tiempo. Los perros son animales sociales y la mayoría de las veces no pueden entender porqué los miembros de su familia se van dejándolos completamente solos. Como resultado, se dan los ladridos a causa del estrés, o simplemente por aburrimiento.
El único remedio para este mal es enseñarle a tu perro a tolerar la ausencia de sus dueños. Muchas personas cometen el error de pasar todo el tiempo con sus mascotas cuando se encuentran en casa, lo cual es contraproducente, ya que cuando el dueño tiene que salir, el perro siente que ha sido abandonado. Por esta razón es necesario que se intercalen periodos de juego, con periodos de aislamiento, lo que le ayudará a tolerar la soledad, sintiéndose más seguro cuando tú no estás en casa.
Otra manera efectiva, es atar al perro a la pata de una mesa o una silla mientras estás sentado o viendo la televisión, y darle juguetes para masticar en los que pueda ocuparse. Progresivamente el “temeroso can” se acostumbrará a esta situación, y será el momento de colocarlo en un cuarto a parte o dentro de una jaula por cortos periodos de tiempo, aumentando el plazo hasta que el perro ya no se sienta solo y esté acostumbrado a quedarse en casa sin compañía alguna.
Es muy importante nunca olvidar proveerlo de juguetes masticables para evitar accidentes, ya que debemos ocuparlo en alguna actividad que le divierta y le ayude a pasar el tiempo.
¡CUIDADO!
El ladrido como alarma fue la principal razón por la cual los humanos domesticaron a los perros, por eso, resulta irónico que esta razón ahora se vea convertida en un problema social. Un animal que ladra en presencia de intrusos puede ser muy útil en algunas ocasiones, pero si los ladridos son persistentes y no cesan después de algunas cuantas advertencias, se convierte en un verdadero problema.
Si deseas enseñar a tu perro a ladrar solamente en el momento indicado, primero debes armarte del equipo necesario: una persona que te ayude, y un par de premios para recompensar al perro.
Sienta al perro al pie de la puerta y da la orden de “habla” al mismo tiempo en que la segunda persona, del lado opuesto, comienza a tocar la puerta; en ese momento premia a tu mascota y dile “gracias” o “buen perro”; quien se sorprenderá ya que está acostumbrado a que le gritan cuando ladra. Ahora, mientras siguen tocando la puerta, dale la siguiente orden: “callado” y pon frente a su nariz el delicioso premio (un perro no puede olfatear y ladrar al mismo tiempo), después deben dejar de tocar la puerta.
Poco a poco, la “alarma canina” aprenderá de una forma divertida e interesante la relación entre las órdenes y lo que queremos que haga, ya sea, avisar de la presencia de un extraño, o quedarse callado.
¿QUÉ ERES, QUIÉN ERES, PORQUE ESTÁS AQUÍ?
Los ladridos constantes en un patio o en un jardín suelen ser una de las quejas más comunes entre los vecinos; Un perro que ladra con el mínimo estímulo visual o auditivo del exterior; con cada persona o animal que pasa frente a su territorio, no es precisamente “música para los oídos”.
Con frecuencia, el perro que vive afuera, advertirá de los ruidos, personas o animales que vea o escuche, lo cual puede resultar molesto tanto para quienes pasan frente a la casa, como para quienes habitan alrededor de ella. Dejar a un animal en el patio o en el jardín por mucho tiempo, lo llevará a encontrar actividades que no precisamente son “apropiadas” para nosotros, además de que se expone a una serie de peligros, como a ser envenenado, robado, o a lastimarse con los plantas y alimañas que habitan en el jardín.
La única solución es enseñarlo a centrar su atención en juguetes masticables, tener más interacción con él y mantenerlo dentro de la casa, aunque sea la mitad del tiempo que suele estar en el exterior; en conjunto, los juguetes, y las distintas actividades físicas y mentales que lleves a cabo con tu perro, lo distraerán y le enseñarán cosas más divertidas que ladrar constantemente.
* EL MOVIMIENTO DE LA COLA EXPRESA SU ESTADO DE ANIMO.
Aunque todo el mundo identifica el movimiento del rabo con una expresión de amistad, el perro es capaz de matizarla variando la posición el ritmo y la intensidad del mismo:
Mueve la cola enérgica y rápidamente, indica actitud amistosa y alegre.
Unos pocos golpes, con movimientos lentos y cortos, indica aprobación, sensación de estar a gusto.
La cola levantada, con un movimiento amplio de un lado a otro expresa dudas entre aceptación y rechazo.
Colocada en posición horizontal indica satisfacción.
Una cola erguida denota superioridad, confianza y dominio. Si está además erizada, manifiesta agresividad.
Entre las piernas, significa miedo o inseguridad.
Rígida, alineada con la espalda y en movimiento lento avisa de que el can está molesto o preocupado.
Rígida y caída expresa deseos de pacificación.
Agitación arrítmica y lenta del rabo es expresión de recelo.
Moviendo la cola el perro se comunica tanto con el hombre como con los otros perros.
* LA ANSIEDAD POR SEPARACION.
La ansiedad por separación consiste en una serie de cambios conductuales en el perro como consecuencia de algún hecho importante ocurrido en su hogar tales como cambio de conducta, pérdida o ausencia prolongada de su amo, o celos por la llegada de un nuevo miembro a la familia.
Síntomas
Suele presentarse en perros mayores de 7 años y se manifiesta generalmente a través de ladridos excesivos, lloriqueo por tiempo prolongado y destrucción de objetos.
Asimismo, se orinan varias veces en distintos lugares de la casa. Estos síntomas se confunden con el revanchismo o el engreimiento. En el primer caso, el animal trata de marcar su territorio ante la presencia de una nueva persona o mascotas en casa o rompe o ensucia el zapato del «intruso». En el caso de engreimiento el lloriqueo es muy corto y no llegan a romper lo que encuentran.
La ansiedad por separación puede agudizar alguna enfermedad preexistente en la mascotas como el caso de problemas digestivos y cardiacos, pero hasta el momento no se ha demostrado que cause otras enfermedades no obstante, el animal puede ingresar a una etapa de depresión si no es tratado a tiempo. Como consecuencia de ella el perro no come ni toma agua, afectando su organismo y pudiendo llegar a la muerte.
También se han dado casos de ataques de perros a niños, incluso recién nacidos, que se han producido no porque se trate de perros «asesinos», sino porque ven al niño o a la pareja de su dueño como un objeto que los margina de su amo.
Tratamiento
Como tratamiento se recomiendan los métodos de desensibilización y el contra condicionamiento. Para aplicar el primero el dueño del animal repetirá la rutina de salir de casa y regresar a los pocos minutos para que el animal no asocie las salidas con los períodos largos. El contra condicionamiento se hace efectivo cuando el dueño del perro le deja un estímulo de comida cada vez que sale. De esta manera el animal sustituirá sus problemas de ansiedad por la comida que recibió.
No existen estadísticas sobre la frecuencia con que se presenta esta enfermedad, pero no se ha observado en gatos pues éstos son más independientes que los perros.
* EL OLFATO DEL PERRO.
Un modo de relacionarse con su mundo
El medio ambiente está constituido por una serie de elementos diversos con las cuales los animales se relacionan, de la misma manera que nosotros los seres humanos, a través de los cinco sentidos. De esta manera aprenden las diferentes sustancias, y experimentan las sensaciones contrapuestas de dolor – placer, calor – frío, dulce – amargo, y tantas otras.
Pero por otro lado, la mayoría de las especies han sido dotadas con el desarrollo particular de algún sentido, o bien a veces con determinadas habilidades especiales. No es extraño que un lince pueda ver detalles que jamás percibiría un ser humano, o que un caballo pueda recorrer distancias infinitamente más largas que otros animales, debido a sus características físicas. En el caso del perro, podemos asegurar que una de sus mejores maneras de relacionarse con el mundo exterior es el olfato.
Una de las principales características de todas las razas caninas es el hecho de estar dotadas de un especial sentido del olfato, que no sólo les sirve para relacionarse de manera particular con su mundo exterior, sino que además les permite percibir sensaciones que al ser humano les sería imposible. Esto hace que el perro, cualquiera sea su raza, se haya transformado en un excelente compañero de trabajo para el hombre en gran cantidad de actividades diversas.
Es fácil advertir que lo primero que hace el perro cuando un desconocido entra a su casa es olfatearlo de arriba a abajo, para recién después, tal vez, observarlo.
También es habitual ver que los cachorros, especialmente aquéllos pertenecientes a ciertas razas más aptas para la caza, pasan largas horas olfateando los zócalos de su propia casa. ¿Por qué?. Simplemente, están conociendo el lugar donde viven, y están reconociendo, además, su propio sentido del olfato. De esta manera aprehenden olores diferentes que pertenecen al mundo en el que viven.
¿Cómo se utilizan los olores “aprehendidos”?
A la pregunta de por qué el olfato de los perros está más desarrollado que el del hombre. La respuesta, aunque no del todo sencilla, es lógica: La anatomía de la nariz del perro favorece su desarrollado olfato en cuanto, en primer lugar, las cavidades nasales tienen una orientación que permite ampliar el campo olfatorio. Por otra parte, al ingresar en la nariz el aire se separa en dos corrientes: la primera va hacia los pulmones, como ocurre con todos los mamíferos, pero existe también en los perros una segunda corriente que se dirige en forma directa a las células olfatorias, mediante las cuales el reconocimiento de los olores por parte del perro se fija en forma de imagen olfativa. De esta manera, cada uno de los olores es reconocido como signo de determinadas circunstancias, y cada vez que el animal vuelve a percibir un olor ya conocido, sabe exactamente a qué circunstancia corresponde.
El entrenamiento del olfato
Los perros de caza sabuesos o los perros de rastro detectan fácilmente los olores dejados por animales u otros individuos a lo largo de una pista. De la misma manera, aquéllos entrenados para la búsqueda de personas sepultadas bajo escombros o avalanchas de nieve, pueden detectar su presencia. Hay otros, que por su entrenamiento, les resultan más familiares diversas sustancias como explosivos o estupefacientes; ellos detectan con facilidad e incluso a grandes distancias la fuente odorante (elemento que produce el olor).
Pero a pesar de que su olfato está muy desarrollado por naturaleza, el entrenamiento permite que el perro pueda reconocer más fácilmente un determinado olor e incluso que se haga su olfato más sensible a él, si se lo pone periódicamente en contacto.
Por otro lado, el adiestramiento permite aumentar el poder de discriminación de olores diferentes, y de esta manera un perro experimentado puede incluso llegar a distinguir diferentes componentes odorantes (olores) en una misma pista.
Pero si bien la capacidad de distinguir o diferenciar olores es en el perro una cualidad dada, no debe olvidarse que, hasta no hace mucho tiempo, el perro utilizaba su olfato para buscar alimento, motivación primordial para él. De la misma manera, para incentivar a que el animal busque un determinado olor, es imprescindible asociar una motivación al olor descubierto, de manera que el perro pueda indicar su presencia.
* EL MIEDO A LOS RUIDOS FUERTES. CORRÍJALO.
Uno de los comportamientos indeseables que más frecuentemente se observan en los perros son aquellos relacionados con el miedo a estímulos tales como tormentas y ruidos fuertes. Ante tales situaciones muchos perros buscan huir desesperadamente, destruyendo todo lo que obstruya su paso, a fin de terminar con la sensación de terror que los embarga, mientras otros buscan refugio en lugares tan insólitos como una bañera.
Algunos de los propietarios de estos animales se sienten molestos, consciente o inconscientemente, debido a que según ellos sus animales son cobardes. Otros sufren al percibir la sensación de temor que experimentan sus perros ante estos estímulos. Sin embargo, tanto unos como otros suelen desconocer las causas de esta sensación y mucho más la manera adecuada de corregir su efecto.
Para analizar las reacciones de temor de nuestros animales en forma general resulta útil plantearnos la siguiente pregunta:
¿Qué sentiríamos nosotros si ante una situación que nos agobia y nos produce gran temor no pudiésemos hablar con otras personas o si nadie nos pudiese explicar que algún estímulo que nos produce temor en realidad no nos dañará?. Lo que seguramente ocurriría sería que actuaríamos de una manera muy similar a como actúan nuestros perros, a menos que por un proceso de habituación nosotros experimentáramos frecuentemente estos estímulos y nos diéramos cuenta de que en realidad no nos dañarán. Pues bien, debido a que los perros no hablan, éste es el único camino que tienen para adaptarse a una situación que les causa temor.
Antes de analizar las reacciones de miedo a los ruidos fuertes y a las tormentas vale la pena hacer dos aclaraciones:
Primero, es necesario saber que si bien es cierto que un temor excesivo es contraproducente, no menos cierto es que en condiciones naturales tener miedo ante situaciones potencialmente peligrosas es normal e incluso beneficioso para los animales y también por supuesto para nosotros, los seres humanos.
Segundo, un dueño debe evitar acariciar a su animal y hablarle a fin de explicarle que la situación no es peligrosa. Tanto el tono suave de la voz como las caricias pueden ser entendidas por el perro como un premio o una gratificación por su comportamiento, es decir, por tener miedo. Por supuesto, lo que también debe evitar hacer el dueño es castigar a su animal, ya que esta actitud puede no sólo agravar el comportamiento en cuestión sino también deteriorar el vínculo con el perro.
Muchos propietarios de perros saben que unos de los momentos más traumáticos que deben pasar sus animales durante el año es el de las fiestas de Navidad y Año Nuevo por los festejos con pirotecnia. El temor a los estampidos producidos por los cohetes y por las armas de fuego puede ser de origen innato o adquirido. Los perros presentan una tendencia natural a sentir temor ante estímulos intensos y además también son propensos a sufrir el fenómeno conocido como sensibilización , por el cual «aprenden» a temer a ruidos de muy baja intensidad. Tal es así que a medida que pasa el tiempo los perros sensibilizados presentan reacciones de temor ante estímulos cada vez más débiles o reacciones cada vez más intensas ante el mismo tipo de estímulo.
Corrección de Conducta
En el caso de miedo a las tormentas probablemente intervengan los mismos componentes que en el punto anterior, es decir, lo innato y lo aprendido. Sin embargo, aquí hay que destacar que los perros no sólo muestran temor una vez iniciada la tormenta, sino también antes. Esto presumiblemente se debe a la presencia de cambios ambientales, tales como un aumento de la humedad y una disminución de la presión atmosférica, que los perros asocian con una tormenta.
Tanto en el caso del miedo a los ruidos como a las tormentas, el objetivo es lograr que el perro que lo padece logre superarlo o al menos se acostumbre a sobrellevarlo. Para ello existe una técnica denominada desensibilización sistemática, que consiste en exponer al animal a un estímulo capaz de provocar una reacción de temor a una intensidad tan baja que esta reacción no se produzca y así permitir que ocurra la habituación a ese bajo nivel de estímulo. Luego la intensidad del estímulo puede ser incrementada gradualmente, teniendo la precaución de no provocar una respuesta emocional en el perro. Si este procedimiento se continúa hasta que el estímulo en cuestión es presentado en su máximo potencial, será posible que la reacción de temor desaparezca por completo. En lo que respecta a las tormentas se pueden utilizar grabaciones que reproduzcan sus sonidos característicos, comenzando con un volumen bajo y aumentándolo gradualmente a medida que transcurren las sesiones. En este caso es imposible reproducir las condiciones ambientales existentes durante las tormentas, por lo que obtener un buen resultado final no siempre suele ser fácil. En el caso del miedo a los cohetes, un arma de fuego con balas de salva o elementos de pirotecnia y comenzar a una distancia tal que el sonido emitido llegue a los oídos del perro a una intensidad muy baja, para luego, con el correr de los días, disminuir la distancia de emisión del sonido.
Por último, en los casos de mayor gravedad será necesario utilizar una medicación adecuada a fin de lograr tranquilizar al animal para después aplicar la desensibilización sistemática. Desde ya el tratamiento a seguir debe estar en manos de un médico veterinario generalista o de uno especializado en comportamiento animal, quienes serán los encargados de prescribir la medicación pertinente y de monitorear los resultados. Si bien la mayoría de las consultas que reciben los veterinarios con respecto al miedo a los estampidos se concentran entre el 23 y el 31 de diciembre de cada año, lo ideal sería que los propietarios consulten con suficiente antelación como para poder implementar un tratamiento curativo y no sólo paliativo.
Finalmente es importante tener en cuenta el dicho popular que dice que siempre «es mejor prevenir que curar» y por lo tanto tratar de exponer a los cachorros desde edad muy temprana y en situaciones no traumáticas sino placenteras a los estímulos que uno desea acostumbrarlos y así evitar la aparición futura de comportamientos fóbicos.
* PROBLEMAS DE MICCIÓN. CORRIJALO.
Las posibles causas por las que los perros orinan en la casa son variadas, pudiendo ser por enfermedad, ansiedad por separación, problemas de adiestramiento, estímulos provocados por el temor, marcación urinaria, micción relacionada con la excitación y micción relacionada por la sumisión.
Marcación urinaria:
En general es exhibida por machos enteros después de alcanzar la madurez sexual. El volumen de orina suele ser escaso y es depositado con regularidad en unos pocos lugares específicos como objetos verticales.
La castración es efectiva en un porcentaje elevado para corregir esta alteración.
Si esta marcación se da en unos pocos lugares, la práctica de colocar allí comida, agua o la cama del animal puede inhibir ese comportamiento. Obviamente las áreas donde ha «marcado», deben ser higienizadas con meticulosidad. Si se identifican estímulos específicos como por ejemplo la llegada del cartero o visitas; se debe castigar al perro apenas comience la marcación.
Algunos machos pueden estimularse por la presencia de hembras en celo en la vecindad, pudiendo en este caso ser controlados con fármacos específicos.
Cabe recordar que en el caso de gatos; si esta conducta persiste luego de la castración, la utilización de feromonas sintéticas en el lugar donde orina es altamente efectiva.
Micción por sumisión:
Este problema lo exhiben los cachorros y jóvenes durante las expresiones de saludo o cuando son reprendidos. A medida que el animal madura, esta conducta por lo general desaparece.
Es importante identificar los estímulos que provocan esto, para minimizarlos, hasta que el animal madure y aprenda a controlarse. En el caso perros con este problema, el castigo físico está contraindicado ya que es probable que esta disciplina intensifique las tendencias del animal a la sumisión.
Micción por excitación:
Esta alteración se presenta en perros jóvenes en momentos de hiperexcitación como pueden ser momentos de juego o saludos. En estos casos el animal no necesariamente adopta una actitud de sumisión, pero puede orinar mientras está parado o camina. Como medida se puede evitar exponer al perro a estas situaciones cuando sospechemos que tiene la vejiga llena. La reeducación va orientada a que el animal se relaje en esas situaciones, y puede ser ayudada por drogas que aumenten el tono del esfínter uretral.
* TODO LO MASTICA.
Los perros que pasan mucho tiempo a solas a veces mastican como manera de combatir la soledad, la ansiedad, la frustración o el aburrimiento. No intente refrenar esto; simplemente dirija el comportamiento hacia objetos más apropiados y busque la forma de aliviar la tensión de la mascota.
En los cachorros es normal que mastiquen; Ellos están explorando un mundo nuevo de texturas y sabores, esto por medio de su boca. El masticar es un método de alivio al dolor de la dentición. Pero el morder como conducta destructiva no tiene edad.
La mayoría de la mascotas que pasan demasiado tiempo solas se tornan destructivas, y mastican todo lo que encuentran como una forma de aliviar su tensión. Para evitar esto y que muerda sus objetos de valor, ofrézcale alternativas como son los juguetes masticables. Se recomienda evitar darle zapatos en desuso, ya que él no comprenderá la diferencia entre lo viejo y lo nuevo y pensará que puede masticar cualquier zapato, pero cada mascota es diferente y de usted depende esta decisión.
Ahora sabemos que el masticar es uno de los metodos de nuestra mascota para aliviar su energia, para ayudarlo a esto sin masticar nuestros objetos de valor, tendremos que ejercitarlo con mayor frecuencia. También podemos poner en algun lugar donde no pueda tener acceso nuestras pertenencias.
Vigile a su cachorro mientras esta usted en casa, y cuando salga, puede ponerlo en un corral especial con juguetes y algo para masticar.
Puede rociar con vinagre de manzana o citronela algunas áreas para que no entre, al igual que algunos objetos y muebles. Esto ayudará para que no vuelva a querer morderlos. También hay en el mercado algunos químicos especiales para desalentar esta acción. Acérquese a su veterinario de confianza y hable sobre estas conductas y productos de ayuda.
* BENEFICIOS DE UN PERRO EDUCADO.
Cuanto sientas frustración por el comportamiento de tu perro, recuerda que alguien debe enseñarle al perro lo que es comportamiento aceptable, y lo que no lo es. Un perro que no ha recibido instrucción, adiestramiento, o límites, no puede saber jamás lo que tú esperas de él. Al enseñarle a tu perro como quieres que se comporte, no sólo tendrás un hogar menos caótico, sino también un perro más feliz y saludable.
Un perro educado.
Permite que se le manipule cualquier parte de su cuerpo, para revisarlo por heridas o enfermedades, y para administrarle medicación.
Tiene buenos modales, de forma que puede pasar la mayor parte del tiempo en la casa, con su gente. Esto significa mayor supervisión, menos aburrimiento, y menores oportunidades para comportamientos malos y peligrosos. Cuanto más tiempo pases con tu perro, más posibilidades habrá de que notes cuando hay algo malo con él, tal como una cojera, tos, una zona sensible, o pérdida de apetito. Al reconocer tales irregularidades en forma pronta, puedes buscar atención médica inmediata y, con suerte, prevenir problemas más serios.
Quiere quedarse cerca de tí, escuchando instrucciones (y felicitaciones). Esto significa que tendrá menos oportunidad de meterse en situaciones peligrosas.
Caminará o correrá a tu lado con su correa sin jalar, arrastrar, o estrangularse, así tú y tu perro pueden ejercitar más y pasar más tiempo juntos.
Sabe que cuando dices «déjalo» y «suéltalo» hablas en serio. Así tendrá menos oportunidades de tragarse objetos peligrosos. También se le puede enseñar qué cosas y lugares están fuera de límites, como estufas calientes, calentadores, o gatos ansiosos. Sin embargo, igualmente necesitarás limitar su acceso a lugares peligrosos cuando no puedas supervisarlo o instruirlo.
Se sentará inmediatamente, simplemente porque dices «no». Sin importar qué peligro acecha, un perro que está quieto está inmediatamente a salvo. Y un perro que sigue quieto en esa posición, estará aún más a salvo.
Entiende sus límites, sabe lo que se espera de él, y sufre menos ansiedad. Menos estrés significa un perro más saludable.
Entrenando tu perro puedes ayudar a prevenir una tragedia, y desarrollar una mejor relación con él. Mantén en mente, sin embargo, que hasta un perro educado necesita supervisión, instrucción, y límites. A veces inclusive límites físicos,. Permitirle a un perro, sin importar cúan educado pueda estar, a que camine, corra, o vaya solo fuera de un area sin cercar y sin correa, es colocarlo en una situación potencial de peligro.